La noche anterior con Daniel en mi casa había sido memorable, anhelaba volver a estar en sus brazos. Pero siendo sincera no duro mucho, yo le rechace al poco tiempo de volver a tener los pies en la tierra, es decir, él se había ido por 5 años y piensa que al volver seguirá todo igual... Esta errado, sufrí demasiado por su partida, aunque no negare que tenerlo una vez más delante fue reconfortante.
Mi compañera de trabajo Tanía había ido a por nuestros cafés, ella y yo siempre hacemos el mismo recorrido en nuestro descanso de media hora. Estoy trabajando en una biblioteca, esta bastante bien para ser un primer empleo, me pagan bien y no son muchas horas. Obviamente no es el empleo que quiero de por vida, si amo los libros, pero no sustentará mi vida por siempre así que estoy estudiando en la Facultad de Economía. Planeo ser Contadora algún día y en pasa tiempo escritora. Suena aburrido, pero ninguna vida es divertida y hay que vivir de algo,¿ no?
-Sol, tú café- dijo Tanía dejando el café sobre la mesa.
-Gracias- ella se sentó frente a mi y tomo el primer sorbo de su capuccino. -¿Cómo vas con el libro que te preste?- me miro penetrante.
-Pues me sorprende que una muchacha con sentido del humor y divertida, me haya recomendado algo tan desgarrador... Es increíble- su sonrisa picara deja a la vista su maldad.
-Ya sabía yo que te había gustado, presentía que tu aura oscura iba con el libro- nos reímos.
-¿Qué cuentas, haz escrito el informe? No te olvides que solo quedan cuatro días para postularte- me había postulado de bacante en una editorial, para poder comenzar a implementar algo de mi talento; además debo pagar la renta del apartamento y con la paga de la biblioteca no alcanza.
-Estoy en eso, he trasnochado días seguidos, pero va tomando forma. Ayer no pude hacer mucho, la verdad...- Tanía me escuchaba muy atenta, sabía lo que diría. -Fue a mi casa en la madrugada... Daniel
Apenas dije su nombre Tanía no paraba de taladrar con preguntas respecto a lo que había ocurrido, si es que había ocurrido. Decidí no dar detalles del asunto, además no quería que me dijera lo que ya sabía. Que era una boba por haberlo rechazado, pero bueno no siempre estaré a su merced, él también debe entender que las cosas cambiaron, que no soy la adolescente de 17 años de la cual se enamoró, cambié o al menos es lo que quiero creer. Luego de evadir unas cuantas preguntas de Tanía, nos pusimos en marcha para volver a la biblioteca, ya había pasado la media hora y dentro de dos horas terminaba mi turno así que trate de distraerme con lo que pude.
Llegando a casa recibo una llamada de la vecina de al lado, me asomo al muro del lado izquierdo y la doña comienza a cotorrear de cosas sin sentido.
-Vino un muchacho muy guapo, morenito- un poco más y se mete un consolador la vieja cachonda. -te estaba buscando, le dije que estabas trabajando que volvías a estas horas.
-Que amable de su parte señora, pero no debe darle información de mi a nadie, se lo agradecería para la próxima. - Matilda, la doña, me observó con el ceño fruncido, dejando a la vista un gesto muy feo para luego irse murmurando cosas que no alcance a oír.
-Que locura la vieja esa, cómo va a dar información mía... Y todavía calenturienta, madre mía- saque la llave de mi mochila y la coloque en la cerradura de la puerta.
-¿Sol?
Al escuchar mi nombre, me sobresalte un poco.
-Ay jueputa!- dije ¿un poco?.
-Perdón...- se ríe ante mi insulto. -La señora de al lado me dijo que vendrías a estas horas y quise pasar a verte, ¿Si es que se puede?- lo pregunto porque mi expresión lo decía todo, Daniel estaba buscando otra vez lo mismo de ayer, besarnos.
Pero no será así siempre que él quiera.-Si puedes Daniel- le alcance mi mochila. -Sostenla mientras abro la puerta, debes saber que no estuve en casa en todo el día, hay desorden y debe oler a muerto ahí dentro, porque mi gato Tomás se echa unas mierdas que te deja sin olfato...- escuché su risa y lo mire. -Hablo enserio. Yo ya no tengo olfato- sonreí y él hizo mueca.
-También tengo gatos, lo olvidaste?
No, claro que no lo olvidé, es más siempre me vienen pequeños recuerdos de cuando la pasábamos bien.
-Te animas a dejar las bolsas en la cocina, es siguiendo ese pasillo al final, gracias, yo iré a limpiar la caja del gato- Daniel se dirigió a la cocina como le indique y yo fui a por Tomás y su caja de mierda. -Tomás, bsbsbsbs- no había rastro del gato. Debe haberse ido a callejear cuando abrí la puerta, es escurridizo el hijo de su madre.
-Sol, ¿esté es Tomás?- dijo con un gato muy mimoso en brazos.
-Si, ahí está el cagón- me acerque a depositar un beso en su tierna cabezota peluda. -¿No sientes el olor a muerto?- Daniel estaba muy tranquilo y negó con la cabeza ante mi pregunta. -Si es creíble- tome uno de sus pelitos del brazo y lo jale.
-Noo!- Tomás se asustó y salto para el sillón. -Sol, no llevamos ni una hora juntos y ya empezaste con los pelos- dice risueño, pero queriendo hacerse el difícil.
-Esta bien, está bien...
Me dediqué a limpiar un poco, y luego hice algo para comer, Daniel estaba sorprendido porque había aprendido a cocinar y rico, dijo. Mientras comíamos él me contó un par de cosas de España y de más; mientras yo lo miraba con fascinación. Lo bien que se había puesto, estaba precioso, extrañaba su risa y las bobadas que tiraba en cada oración que decía.
Al rato le cae una llamada la cual hizo que se pusiera algo nervioso, agradeció por la comida y se fue.
Intente no darle muchas vueltas porque ya me conocía y si pensaba en eso me quedaría despierta hasta muy tarde. Tomás se acostó conmigo y pude congeniar el sueño.Bueno gente espero les haya gustado el cap, está medio aburrido, pero se vendrá lo bueno, ustedes sean pacientes.
Muchas gracias y nos vemos en el próximo capítulo, saludos!👋🏻💖
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Quédate Conmigo.
Novela JuvenilUn viejo romance de jóvenes vuelve a renacer luego de que Daniel vuelve de su viaje a España. Ambos tuvieron que olvidarse para poder vivir normalmente. Sol, sufrió mucho ante su partida, pero logró seguir. Ahora que Daniel a vuelto, se enfrentarán...