Parte 2

438 49 11
                                    

El pelirrojo sintió que el corazón le martillaba en protesta mientras asentía con la cabeza. El Uchiha frunció el ceño, pero se volvió sobre sus talones, dispuesto a regresar al bosque. No bien dio tres pasos cuando Sasori se arrepintió y cogió la capa del otro, deteniéndolo al instante. Cabe decirse que el propio marionetista estaba demasiado sorprendido por su repentina acción, pero tenía miedo de quedarse solo y terminar con lo que hace unos momentos estaba haciendo sin pensar.

—De acuerdo —musitó, despacito. Itachi arqueó una ceja.

—¿Qué cosa?

—Puedes quedarte. —Hizo una pausa y levantó la mirada, repitiéndolo a modo de orden—: Quédate.

Si Itachi estaba sorprendido u ofendido, no lo demostró. Se limitó a regresar los tres pasos y dejarse caer sobre la tierra, con la vista fija en el océano. Sasori lo imitó poco después, guardando una distancia prudente. Ninguno dijo una sola palabra; lo único que rompía con ese mutismo era el viento y el mar, que Itachi parecía disfrutar mucho, a pesar de que su rostro seguía tan impávido como siempre. Había algo en sus ojos que el marionetista —y probablemente ningún otro en Akatsuki—, jamás vio: Un brillo que recordaba más que nunca a las piedras preciosas.

A un lado, Sasori estaba embelesado por ese cambio tan radical. El pelirrojo siempre había pensado que Itachi poseía justo el tipo de belleza que debería ser inmortalizada en una marioneta y además, era poderoso. Sería mentira si dijera que nunca pensó cómo sería tener en su poder una creación de tan alto calibre. Empero, odiaba al Uchiha, más que a nadie en todo el mundo.

« Él nació como el demonio con cara de ángel ». Pensó, frunciendo el ceño. « Itachi tenía todo lo que me arrebataron, lo único que yo he querido volver a tener entre mis brazos…, lo que me convirtió en esto, y con la mano en la cintura, mató a su clan, a sus padres ».

Y Sasori, que extrañaba el rostro sonriente de sus progenitores, cada maldito día y cada jodida noche… ¿por qué la vida era tan injusta?

Estar aquí, con Itachi, en otro tiempo le produciría náuseas.

Incapaz de creer que realmente había pedido su compañía, abrió la boca y…

—¿Quieres morir? —La voz del Uchiha se adelantó a la suya. Sasori tragó sus palabras y observó al otro, que todavía no le dirigía la mirada—. ¿Me odias por haber arruinado tu muerte?

Sasori gruñó algo ininteligible. El moreno al fin se volteó para encararlo, de tal manera que el marionetista se obligó a hablar más fuerte y claro.

—No.

Itachi le dedicó una especie de sonrisa que lo molestó sobremanera.

—¿Sucedió algo? —Preguntó un segundo después Itachi, al ver que Sasori estaba encabronándose. ¡Cómo si andar de metiche le fuera a ayudar en algo!

—Para nada —respondió, chasqueando la lengua—. No tenías por qué llegar, dizque a salvarme. Te recuerdo que soy una marioneta y no puedo morir.

« Mentiroso ».

Itachi también parecía acusarlo con la mirada, aunque no dijo nada. En su lugar, solamente se inclinó hacia delante, estirando la mano derecha y alcanzando el rostro de Sasori. El pelirrojo se quedó demasiado aturdido como para reaccionar.

La mano de Itachi, pensó, tendría que sentirse cálida; las personas están calientes cuando están vivas.

De pronto le asaltó el pensamiento de cómo, al ser de madera, podría considerar que estaba vivo.

La mano de Itachi, pensó, debe sentirse increíblemente suave. Él no tenía callos, a pesar del trabajo que suponía ser un ninja. Todo en el Uchiha era perfecto.

LONELINESS  [Itasaso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora