CAPÍTULO 3

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No sé si estoy tan enamorada que empiezo alucinar que Terry igual lo está de mí, siento que cuando estamos en la intimidad hacemos el amor, ya no es solo pasión desenfrenada como lo era al principio. Ahora noto ternura y delicadeza en cada caricia y beso que me da. El acto se ha hecho más lento haciéndome disfrutar a placer cada instante.

Abro la puerta y ahí está mi guapo, antes de cerrar ya me está besando, lo conduje sin romper la magia hasta mi habitación, besó mi cuello y comenzó a embestirme, no pude evitar decirle que lo amaba, fue solo un susurro, un momento de debilidad, creo que él lo escuchó y no dijo nada, siguió sin darle importancia a mis palabras, eso me dolió y traté desesperadamente de retener mis lágrimas, pero algunas se escaparon. Cuando terminamos me metí en la ducha, cuando salí él entró, me vestí rápido y salí del departamento, tenía ganas de llorar y no quería que Terry me viera; tomé las llaves de mi auto y conduje sin rumbo, liberando mis lágrimas y ese nudo que se formó en mi garganta, mi móvil comenzó a sonar sin parar, era él... traté de tranquilizarme y devolví la llamada

-¿Dónde estás preciosa? me dejaste solo -escuché su voz y mi corazón saltó

-Disculpa, salí a comprar ... helados, regresó en un momento -helados el complemento perfecto para la decepción, de verdad lo necesitaba.

- Mmm... Helados... Se me ocurren muchas cosas para hacer con helados -su voz risueña me sacó una sonrisa.

Al colgar, apoyé mi cara entre mis manos, realmente me asusté al no encontrar a Candy cuando salí de la ducha, escuché lo que dijo y no supe que decir, quise responderle que yo también la amo, pero al final no pude, actúe como si no hubiera escuchado nada. Tal vez es el momento de irme y dejar las cosas como están o aclarar mis sentimientos de una vez por todas, tomé de nuevo mi móvil y compré mi boleto, me iré por la noche, necesito pensar (p.v. Terry)

-Ya regresé, traje helado de chocolate -Terry estaba sentado en un sofá, pasé de largo y entré a la cocina.

Abrí la nevera para guardar los helados y sentí sus manos alrededor de mi cintura, tiré mi cabeza hacia atrás para disfrutarlo. Comenzó a besar mi cuello y después puso su cabeza en mi hombro. No hubo nada más, nos quedamos así por un rato, un impulso me hizo abrazarlo, no dije nada, aunque quería gritarle que lo amaba, pero no quiero alejarlo, no quiero perderlo. (p.v. Candy)

Ella me abrazo tan fuerte que la sentí estremecer, su reacción me causó ternura, me perdí en ella, me quedé quieto disfrutando la sensación de estar entre sus brazos, ¿cómo algo tan simple se puede sentir tan bien?, estar así con ella, es la gloria...

Rompí la magia cuando abrí la nevera y saqué el helado, la llevé hasta el sofá y la besé, poco a poco fui quitando cada prenda que la cubría y comencé a colocar pequeñas porciones de helado por su cuerpo, primero en su cuello y lo lamí, ella se removía bajo mi toque, después en sus pechos los cuales mordisqueé y succioné con suavidad, baje hasta su vientre rodeando su ombligo para después lamerlo, al final tomé un poco y lo metí a mi boca, me coloqué entre sus piernas y pasé mi lengua por sus pliegues femeninos. Ambos perdimos el control, me quité la ropa y la embestí salvajemente, después disminuí mis embestidas, ella comenzó a apretarme más, hasta que juntos alcanzamos el nirvana.

Después de una ducha juntos, salimos a almorzar.

-Tengo que estar en Nueva York mañana, tomaré un vuelo a las 9 de la noche -no me atreví a verla, traté de sonar casual, aunque por dentro libraba una batalla conmigo.

-Pensé que te irías mañana, llegaste apenas hace unas horas -dijo ella, su voz vacilante destrozaba mi estabilidad emocional y eso empezaba a asustarme.

AMIGOS CON DERECHOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora