Capítulo 55

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[...]

Thomas recorrió la mitad de la distancia que lo separaba de él y se detuvo. Lo peor era la ferocidad en la mirada. La locura acechaba detrás de sus ojos: dos lagunas rebosantes de enfermedad. ¿Cómo había ocurrido con tanta rapidéz?

-Hola, Newt. Soy yo, Thomas. Todavía te acuerdas de mi, ¿No es cierto?

De repente, una claridad repentina surgió en los ojos de Newt que casi hizo retroceder a Thomas de la sorpresa.

-Claro que te recuerdo, Tommy. Fuiste a verme al Palacio, a refregarme en las narices que habias ignorado mi nota. No puede haberme vuelto completamente loco en tan pocos días.

Sus palabras hirieron el corazón de Thomas, aún más que su aspecto lastimoso.

-¿Entonces que haces aquí? ¿Por qué estás con... ellos?

Newt hechó una mirada a los Cranks y luego volvió la vista hacia él.

-Va y viene viejo. No ouedo explicarlo. A veces no puedo controlarme y apenas sé lo que esroy haciendo. Pero en general es como una picazón en el cerebro, que trastorna todo y me vuelve irritable.

-Ahora pareces estar bien.

-Si, bueno. La única razón por la que estoy con estos chiflados del Palacio esporque no tengo nada mejir que hacer. Se pelean, pero tambien son un grupo. Uno está solo, se acabaron las oportunidades.

-Newt, ven conmigo ahora mismo. Podemos llevarte a un lugar más seguro...

Newt hechó a reir y su cabeza se agitó un oar de veces de una forma rara.

-Vete de aquí, Tommy. Lárgate.

-Ven conmigo -rogó Thomas -. Te ataré si eso te ha e sentir mejor.

De golpe, el rostro de Newt se puso rígido de de ira y sus palabras rotaron con rabia.

-¡Suck! ¡Cállate la boca, traidor! ¿Acaso no leíste mi nota? ¿No puedes hacer una miserable cosa por mí? ¿Tienes que ser el mismo héroe de siempre? ¡Te odio! ¡Siemore te odié!
No habla es serio, se dijo Thomas con firmeza. No eran mas que palabras.

-Newt...

-¡Tú eres el culpable de todo! Cuando murieron los primeros Creadores, podrias haberlos detenido. De alguna manera.¡Pero no! Tuviste que continuar, tratar de salvar al mundo, ser un héroe. Y fuiste al laberinto y seguiste adelante. ¡Sólo te preocupas por ti mismo! ¡Admítelo! ¡Quieres ser el único al que la gente recuerde y venere! ¡Deveríamos haberte arrojado por el hueco de la caja!

El rosto de Newt se había vuelto de un rojo intenso y, al gritar, la saliva escapaba de su boca. Con los puños apretados, coménzó a avanzar torpemente hacia él

-¡Voy a dipararle! -aulló Lawrence desde la camioneta-. ¡Apártate!

-¡No lo hagas! ¡Esto es entre él y yo! ¡No intervengas! -le ordenó Thomas y luego volvió a dirigirse a su amigo-. Detente, Newt. Escúchame. Sé que puedes comprender lo que te digo.

-¡Te odio, Tommy! -bramó a pocos centímetros de Thomas, quién dió un paso hacia atrás: su dolor se había transformado en miedo-. ¡Te odio, te odio, te odio! ¡Después de todo le que hice por tí, después de toda la garlopa que soporté en el maldito Laberinto, no puedes hacer la única cosa que te pedí en mi vida! ¡Ni siquiera puedo tolerar la asquerosa imagen de tu cara miertera!

Thomas retrocedió dos pasos más.

-Newt, tienes que detenerte. Te van a disparar. ¡Quédate quieto y escuchame! Sube a la camioneta, deja que te ate ¡Dame una opotunidad! -exclamó. No podía matar a su amigo, su Newt. Le resultaba imposible.

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