e p i l o g o

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El vídeo de arriba es un pequeño book trailer que hice del fic (no es mucho, pero es trabajo honesto(?). Espero que les guste. 

Woof

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Woof. Woof.

Woof. Woof.

Ese sonido...—pensó Kyungsoo, removiéndose entre las sábanas—. ¿Hace cuánto tiempo no me despertaban esos ladridos?

Abrió sus ojos con pereza buscando con su mano al cuerpo que dormía junto a él todas las noches, pero el frío de la colcha a su lado le indicaba que su novio se había levantado mucho antes que él. Colocó sus pies descalzos en el suelo ahora de cerámica blanca y caminó rascándose la nuca, con nada más puesto encima que una camisa de su novio y unos bermudas a la rodilla. Los ladridos que persistían al otro lado de la puerta y un dulce aroma a panqueques terminaron por despertar su cerebro.

Ah, ahora recuerdo... —abrió la puerta y salió hasta la sala de su nuevo departamento, encontrándose a Jongin sentado junto a Luhan en el sillón y Plutón moviendo su cola insistentemente observando la pecera—, han pasado dos años.

— ¡Vecino! —exclamó Luhan una vez se percató de su presencia. Él le saludó con la mano.

—Técnicamente ya no somos vecinos, Lu —rio mientras se sentaba en el suelo junto a Plutón para acariciarle el pelaje—. Ya no recordaba la última vez que me desperté por los ladridos de este amiguito. Creo que hasta lo extrañé.

— ¡Oh, es que ya ha pasado tiempo desde que se mudaron del barrio! —puchereó—. ¿Cuánto va ya? ¿Un año?

—Dos, de hecho —dijo Jongin—. Desde que falleció mi abuela...

Kyungsoo miró en su dirección al escucharlo, porque a pesar del tiempo, sus ojos seguían cristalizándose cuando mencionaba a la querida señora.

—Lo recuerdo —dijo Lu—, ella falleció tres días después de tu graduación de la preparatoria, ¿no es así?

Jongin suspiró con la mirada gacha—. Así fue.

—Ay, querido —le colocó la mano en el hombro—. Estoy seguro de que ella está orgullosa de todo lo que has logrado. Me contó Jongdae que recientemente entraste a la universidad de artes, ¡felicidades!

—Gracias, Lulú. Si bien no lo logré pasar las primeras audiciones, eso no me detuvo. Me esforcé mucho todo este tiempo para pulir mi danza y poder pasar la audición hasta que me aceptaron —sonrió orgulloso y Kyungsoo, aun jugando con el cachorro, hizo lo mismo. Porque era cierto, Jongin con sudor y lágrimas había forjado su propio camino en la sociedad académica y él era testigo de todo lo que había tenido que pasar.

Después de su propia graduación, Kyungsoo no se había obsesionado con la idea de que "alguien importante" lo contactara por su trabajo. Al contrario, ya con una nueva visión de vida, dejó que las cosas sólo fluyeran. Quería dedicarse a sí mismo, al estudio de su amigo y también, a ayudar a Jongin y a su abuela con lo que estuviera a su alcance. Observó a Jongin obtener su certificado de haber completado la primaria un año después, lo apoyó para que se uniera al club de danza contemporánea de la fundación y al tiempo, tuvo la dicha de verlo recibir su certificado de la preparatoria. Las alas de su ángel estaban curadas y listas para desplegar un vuelo sin retorno hacia aquellos sueños que una vez le habían arrebatado. No podía estar más orgulloso, feliz y lleno de amor hacia él. La señora a su costado estaba en sus mismas condiciones, llorando a lágrima viva y sonriendo sin importarle el dolor en sus mejillas y las arrugas en su piel. Tanta fue la paz que sintió de ver a su nieto convertido en todo un hombre, que a los tres días se durmió con la misma sonrisa... para nunca despertar. Por supuesto, fueron meses de dolor intenso para Jongin. Pero estar entre los brazos de Kyungsoo era el refugio que necesitaba para apaciguar la tristeza de su corazón, así que, después de vender la casa y mudarse juntos a otro lugar, pudieron seguir adelante.

Chico de mi barrio -KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora