Callidora Scamander, la hija de Newt Scamander, y Regulus Black se amaron hasta la muerte. Ambos sabían que no vivirían por mucho tiempo y querían formar una familia. Cuando Regulus y Callidora tuvieron diecisiete escaparon. Callidora sabía que por...
YO YA LO HABÍA PLANEADO TODO, también aproveché para contarle sobre mi otro apellido a Dorothy y comenzamos a sacar conclusiones.
— Tal vez los genes de tu abuela eran los dominantes —sugirió Dorotea y me iluminó.
— Tienes razón, además, ¿Cuantos Scamander conoces? —ya me había entusiasmado demasiado.
— Solo a ti y al magizoólogo Newton Artemis Fido Scamander —soltó Dorothy sonriente y yo solo rodé mis ojos divertida.
— ¿Por qué te sabes su nombre completo.
— Why not –Ella solo sonrió de manera divertida.
— También te tengo que contar otra cosa —trate de parecer sería, pero ella solo se rio de mi y tuve que fingir indignación.
— ¡¿Cómo te atreves a reírte de mi?! —exclamé. Ella soltó otra carcajada. Ella se veía tan feliz. Independientemente de que fuera huérfana, no tuviésemos todo lo que queríamos, ella era feliz. Su risa también me transmitía paz, y lo sigue haciendo. Hubieron días donde ella era mi única motivación para salir de la cama, para defenderla, para acompañarla, para ser su mejor amiga...
Me entristecía demasiado el hecho de que ella fuera tan pura, tan buena y el resto de la gente la tratara como basura. Ella no tenía amigos, los niños de su edad se alejaban de ella. Dorothy les quería mostrar sus plantas muggles, pero se rieron de ella. También está Ally y su grupito. Ella están inofensiva, inocente y alegre... y el resto del mundo la trata de apagar.
Déjame reflejarlo de esta manera; Dorothy es una vela. Una vela con un llama demasiado grande. Y el mundo trata de soplarla como si fuera una vela de cumpleaños. Muchísimas veces no apreciamos los verdaderos momentos de felicidad.
— Ya habla —ella trato de reprimir una risa con éxito.
— Tengo un segundo nombre y es —hice una larga pausa logrando que Dorothy frunciera el ceño— ¡Livia!
— Si te soy sincera creí que podrías tener un peor segundo nombre.
— Yo también. Pero no está nada mal.
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— ¿Lista?
— Obviamente —contestó Dorothy.
Ahora es el momento donde nos escapamos y corremos el riesgo de que nos se secuestren. Yey. Ya habíamos hecho nuestras mochilas y teníamos el suficiente dinero para comprar dos pasajes y un poco de comida. En caso de que no encuentre a mi familia o a mis abuelos, aparte de entrar en pánico, yo tendría que comenzar ha trabajar. Podría trabajar como mesera o hacer de niñera de algún bebé en Londres. En caso de que solo podamos comprar un pasaje le rezaremos a Merlin que nadie se de cuenta que una niña se metió de manera ilegal.
— Nos hace falta algo muy importante —Dorothy empezó antes de que yo pudiese decir "Hasta la próxima".
