— Regulus, por favor no digas eso —rogaba Callidora a su amado—. Saldremos adelante, la guerra pasará y nos podremos casar.
— Dora —comenzó Regulus al mismo tiempo que una fina lagrima caía de su mejilla—. Tendré que sacrificarme, por el bien de nuestra hija. No es probable que sobrevivamos. Tenemos que destruir el Horrocrux, por el bien del mundo mágico, por el bien de nuestra hija.
Callidora estalló en lagrimas y apoyo su cabeza en el pecho de su prometido. A Regulus se le partía el alma al escuchar a su persona favorita llorar con tanto dolor, le dolía el pecho por tener que dejar a su hija huérfana. Nadie a excepción de Andrómeda, la prima de Regulus, y Athan, el hermano de Callidora, sabían de la existencia de la pequeña Hera.
— Es el momento de ser valiente, y ver si alguno de nosotros sobrevive, Dora. Si dejamos a Hera con su padrino o madrina, Athan o Andrómeda, es muy posible que la encuentren y cobren venganza. Lo mismo con tus padres y si la dejamos con mi madre, la niña sufrirá.
— Dejarla con Walburga nunca fue una opción —dijo Callidora sin salir del pecho de Regulus quien soltó una pequeña risa con un poco de tristeza—. Odio este año, odio el 1979 con todo mi corazón.
— No lo odies tanto, sino no hubiese nacido Hera. Ya tiene unos dos meses, jamás creí ser padre —dijo Regulus con una sonrisa suave que hizo que Callidora despertar.
— Eso me recuerda que esa niña debe tener hambre, la debí haber amamantado hace una hora, ¿Vamos?
— Vamos —respondió Regulus.
La pequeña Hera dormía en una cuna antigua de hierro, o al menos así estaba cuando sus papas la vieron por última vez en el día. La niña era un poquito calva, pero del poco cabello que tenía era azabache, sus ojos eran de un hermoso color café y su piel era muy pálida. Hera era muy parecida a Regulus, ambos compartían los mismos tonos de cabello, ojos y la misma piel de vampiro. Pero Hera tenía la forma de la cara mas como su madre, su cara no era tan definida como la de Regulus.
Callidora, a diferencia de su prometido e hija, tenía el cabello castaño y unos ojos azules que enamoraron a Regulus desde su primer año. Regulus y Callidora desde que tenían quince años comenzaron a ser novios. Regulus era todo un Slytherin y Callidora una muy buena Ravenclaw. Black es alguien muy intuitivo, actuaba por el instinto, muy callado, ambicioso, inteligente y muy orgulloso. Scamander fue una joven observadora, amable, inteligente, creativa, curiosa, jamás fue sumisa y siempre le sonreía al mundo. Ella le cambio el mundo al joven Black.
Regulus nuca se atrevió a dar el primer paso, el siempre creyó que Callidora prefería a su hermano. Regulus siempre pensaba que Callidora era como una flor que el iba a marchitar, mientras que Scamander deseaba desde lo mas profundo de su corazón entrar a la mente de Regulus.
Callidora siempre sintió una atracción hacia Regulus. Callidora solía decir que Regulus era un misterio que ella quería resolver. El hecho de que el joven Black no expresara emociones hacía que Callidora desease saber más de él. Scamander cada vez que salía de clases se dedicaba a seguir a Regulus para saber que había con él. Un día bastante frío la hermosa Callidora estaba siguiendo a Regulus, pero por el frío estornudo haciendo que Regulus se volteara. Callidora supo que se había resfriado y que sus mejillas se habían vuelto igual de rojas que la sangre. Regulus se dio la vuelta y sonrió.
— ¿Ya te enfermaste, acosadora? —dijo Regulus sonriendo y con una voz que Callidora no solía escuchar. Callidora en una situación con normalidad hubiese disfrutado de su voz, pero ahora ella quería irse del mundo.
— Cuando hago una pregunta me gusta que me respondan, Scamander —Callidora recobro la compostura colocando su mano en su mejilla haciendo que el sonrojo y el calor de su cuerpo se fuera.
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Hera Scamander, El comienzo del nuevo mundo
FanficCallidora Scamander, la hija de Newt Scamander, y Regulus Black se amaron hasta la muerte. Ambos sabían que no vivirían por mucho tiempo y querían formar una familia. Cuando Regulus y Callidora tuvieron diecisiete escaparon. Callidora sabía que por...