Capitulo 2.

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Desde niña siempre me ha gustado la fotografía, tristemente nunca pude estudiarlo para profesionalizarme, sin embargo hace dos años después de tanto esfuerzo me pude comprar una cámara profesional, solo para usarla para tomar fotos al paisaje y a las hermosas apuestas de sol que nos regala Dios cada tarde. Salgo de mi departamento, sumergida en mis pensamientos cuando choco con alguien, levanto la cabeza y es el...mi vecino, mi escandaloso vecino.

-Oh, hola D____¡buenos días! -sonríe-

Yo quería contestarle educadamente pero mis ganas de responderle mal, me ganaron.

-No son para nada buenos, tú con tus mujeres siempre, nunca te digo nada de los ruidos para ya es como mucho que todas las noches sea lo mismo, a mí no me interesa tu vida pero recuerda que no vives aquí solo-

-Le digo frunciendo el ceño-

-Wow, wow, cálmate, tienes razón, no vivo solo pero no es para que te pongas así ¿ok?, mira, si gustas te puedo invitar a tomar un café ahora mismo, no tengo nada que hacer.

Si es descarado, invitándome a tomar un café, yo no quiero ningún maldito café, solo quiero que se calle y me deje seguir mi camino.

-¿Qué?-río- ¿y tú crees que yo no tengo nada que hacer ahora? aparte de que no me dejaste dormir en toda la madrugada, ¿me invitas un café?. Pues no quiero nada que venga de parte tuyo, es más, permiso que voy tarde, disculpa.

Le hago seña para que se arrime a un lado para pasar, veo que me regala una sonrisa y solo ruedo los ojos, y camino hacia el ascensor.

No dejo de pensar en lo que acaba de pasar pero al fin que ya se lo dije, aunque me siento un poco mal por haberlo tratado así.- Rayos!, si me siento culpable-, asiento y salgo, saludo al portero y camino por las calle del gran y majestuoso New York, creo que no lo había mencionado, si, vivo en la Gran Manzana, me mude acá cuando mi tía Eloise falleció hace dos años y medio, yo era su sobrina favorita y heredé su departamento con hermosa vista hacia el centro, paredes con diseño antiguo y pisos de madera, era tan hermoso que no quise remodelarlo tenia un muy buen gusto, un auto y algunos ahorros que tenía en el banco. Tuve que llamar a un abogado para que me ayudara a pasar todo a mi nombre , yo anteriormente vivía en Portland, en fin. Esta ciudad siempre es un caos, la gente apresurada, gritando, peleándose, los autos, el tránsito, los vendedores ambulantes, todo, parece salido de una película.

Voy caminando, escuchando música y a lo lejos veo los juegos del parque, cuando llego a ese lugar a pesar de todo el ruido, me da paz, mucha paz. Sé que me relajaré y disfrutaré, veo los niños correr de un lado al otro, la verdad nunca he pensado tener hijos, y no quisiera pero en el fondo de mi corazón creo que no sería una mala madre, le daría todo eso que yo nunca tuve. No fui una niña infeliz en mi infancia, y mi madre siempre trataba de darme todo lo que quería pero sabía que había muchas cosas que no podía tener.

Salgo de inmediato de mis pensamientos y veo una hermosa mariposa que nunca había visto, esos colores tan brillantes, y esa forma de sus alas, yo conocía casi todos las distintas especies pero esa me cautivo, me acerco suavemente para tomarle una foto, -salió excelente-digo.

Me alejo y sigo en la búsqueda para encontrar más que fotografiar, veo una pareja de perros muy lindos y les tomo otra foto. De pronto doy un paso hacia atrás para tomarle otra foto y piso a alguien...

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Notas de la A:

¿Les va gustando hasta ahora mis queridos lectores?, es una novela corta así que los capítulos serán cortos, espero sus votos.✨

Nos seguimos leyendo✨

𝙇𝙖 𝙨𝙤𝙡𝙚𝙙𝙖𝙙, 𝙚𝙡 𝙮 𝙮𝙤©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora