〘1〙❝The Mall❞.

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— Brooke...— una dulce voz se escuchaba a lo lejos—. ¡Brook!

Me desperté sobresaltada.

Mi vista lentamente comenzaba a hacer foco, entonces vi los ojitos azules de Amaris.

— Mierda, me quedé dormida— fregué mis ojos y pude ver al profesor Murphy mirándome con desaprobación.

Me di media vuelta, todavía adormilada y vi como mis dos amigas tenían una sonrisa de oreja a oreja. Bella y Olivia, tan simpáticas como siempre.

— La próxima vez continuará su siesta en detención, señorita Bennett.

Asentí y miré panóramicamente a todo el salón. Algunos reían y los más inteligentes sólo negaban la cabeza, también con desaprobación.

— ¿Cuánto dormí?

— Sólo media hora, ¿Te sientes bien?— me preguntó la rubia.

Asentí con una sonrisa. 

Sólo trasnoché mirando una serie.

Amaris siempre era tan dulce; a pesar de ser menor que nosotras tres, siempre adoptaba el papel de amiga-madre. Hasta a veces solía cocinarnos cosas dulces, como muestra de cariño. La cocina es su mayor talento.

Luego estaba Olivia; ella era la ruda del grupo, o al menos entra muy bien en ese cliché. Fanática del ocultismo y las películas antiguas. Ella me enseñó todo lo que sé sobre la astrología, tema que me fascinaba hace un par de meses; con ella me enteré que Amaris es tan maternal por tener su sol en Piscis, la luna en cáncer y demasiada agua en su carta natal... o algo así.

Finalizamos con Isabell, pero por dios, no se atrevan a decirle así; Bella, con sus hermosas trenzas adornando todo su cabello. Ella es la deportista del grupo, la más sociable, la más... ¿Atrevida? No en el mal sentido (Si es que la palabra tiene un mal sentido), sino que era la que más agallas tenía para todo: para salir sin permiso del colegio, para ir a fiestas a escondidas o hasta para llamar la atención del chico que le gustaba, aunque no solía gustarle ningún chico; todos eran una verdadera pérdida de tiempo, como ella solía decir.

Son sus palabras, no las mías. Aunque estoy bastante de acuerdo con ella.

— Hey, ¿Qué vamos a hacer hoy?— murmuró Bella, mascando su goma de mascar.

Hoy es viernes; nuestro día. Siempre al salir del colegio nos la pasamos todo el día paseando y luego nos quedábamos a dormir en la casa de alguna de las cuatro; hoy tocaba ocupar la casa de Amaris. Ella tenía una familia bastante peculiar; todos eran demasiado hippies, tenían las paredes llenas de mándalas y los siete chakras y en cada rincón había una planta. Si quieres encontrar la paz interior, deberías ir a la casa de Amaris.

— Hoy es la gran apertura del centro comercial, ¿No sabían?— Olivia tomó su celular entre sus manos y nos mostró la noticia en la página web que tenía la ciudad—. Creí que era obvio que iríamos ahí. 

— No es mala idea— sonrió la rubia—. Si es tan grande como se comenta, tal vez haya un sitio para merendar, tengo muchas ganas de un batido de fresa.

— ¡Señoritas!—la voz del profesor retumbó en el salón.

Las cuatro miramos hacia el frente y nos erguimos de inmediato, como si nada hubiera pasado. Lo que extrañamente sirvió para que el profesor siguiera su clase sin decirnos nada más.

Inmediatamente el celular de Amaris y el mío sonaron al mismo tiempo; obviamente era un mensaje en el chat grupal.

Bella: Ni bien termine ésta maldita clase nos vamos directo al centro; ya váyanse olvidándose de la clase de matemáticas.

The bookstore guy || Rodrick Heffley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora