32.

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—¡Ale!

Estaba tan emocionado, que lo abrazó por la espalda.

—¿Can? Pensé que hoy no vendrías.

—Quería verte —le dio un besito.

—¿Quieres ir a cenar?

—Sí —le besó el cuello.

—Can...

Alemania sintió un escalofrío por la respiración del canadiense en su cuello, y el roce de esos labios en su piel.

—No hagas eso.

—Lo siento —entristeció—. No quise...

—Deja ese entusiasmo para después de la cena.

Canadá rio bajito.

—Ce que tu dis, cher.

Delator [Canadá x All]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora