Cap. 5

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—¿Hay una afortunada? –dijo ella mientras se acercaba lentamente a mí. La mire confuso. —Me refiero a que si sales con alguien.

«En este juego se puede jugar de dos.»

Me crucé de brazos mientras miraba a otra parte. —Si, tal vez, no lo sé. —Dije y pude observar como su expresión se volvió seria y dura. —De cualquier forma, eso no es de su interés.

Acomodé mi abrigo y salí de la habitación de un portazo. Salude a la Srta. Amanda antes de salir y me retire con mi orgullo casi intacto. «Mañana comienza la segunda ronda.»

Como cosa extraña, la mañana siguiente fue inesperada. Después de despertar me moví al baño a tomar una ducha caliente pero al abrir y dejar que el agua cayera, era todo menos caliente. Ahogue un grito. «Tendrás que conformarte.»

Después de ducharme desesperado por salir, me coloqué mi traje azul y salí a la cocina por un café. Busque en cada rincón hasta que encontré solo dos dedos del líquido. Lo introduje en el microondas y deje que se calentara mientras terminaba de acomodar mi corbata. Saqué el café y sin darme cuenta de lo caliente de la taza, terminó vertido sobre toda mi camiseta blanca. Maldije por lo baje y me cambié con diez minutos nada normales de atraso. Por suerte tenía una camiseta de repuesto. Me coloqué la chaqueta y tome mis cosas. El ascensor estaba vacío. Encendí el auto y conduje hasta el primer Starbucks en mi camino a la escuela.

La fila no podía ser más larga. Cuando por fin un chico se dignó a atenderme habían pasado veinticinco minutos de atraso. Mi momento de llegada a la escuela fue más que tarde sin contar el sermón que se esperaba de Selena. Después de la primera clase, su notificación de verme en su oficina llego a mí y los pocos ánimos que tenía simplemente desaparecieron. Entre en su oficina.

Ella se encontraba frente a su escritorio sentada en el borde del mismo mientras me miraba fijamente hacia mí. Señaló la silla de enfrente y me senté pero antes de poder hablar ella se había adelantado.

—No quiero una explicación de porqué llegaste tarde. Sinceramente eso me da igual. —Su mirada seria e detallaba con seguridad. —Pero si quiero saber la razón...— Se bajó del escritorio y cuando creí que se acercaría a mí, se desvió hacia la puerta. La cerró con seguro. —por la que te fuiste anoche, Zayn.

Me moví incómodo. Selena se acercó por detrás y colocó sus manos en mi cuello mientras las movía en una especie de masaje. Me tensé aún más.

—Quiero seguir la conversación. —Dijo.

—Bien. ¿Tiene una pareja Srta. Gomez?

Selena suelta una carcajada y aleja sus manos de mi cuello mientras acerca su boca a mi oído. —De hecho no, no tengo una...pareja, aún. —Parece sonreír siniestra. «Por supuesto que no Selena. Tú solo te los follas una noche y es suficiente.»

—Oye... —me dejo vencer por la curiosidad. —¿Esas cintas que cuelgan del techo son para...? –murmuré señalando las tiras que caían del techo.

Selena me sonrió y se mordió el labio fuertemente.

«Desearía ser yo el que los mierda.» «¿Qué?»

Creo que no debí preguntarlo.

Selena me da una media sonrisa y niega graciosa. —Yoga. –se voltea y mira las tiras. –Pero se me ha ocurrido una idea excitante –ríe como si sólo bromeara.

«¿Qué está pasando contigo, Malik? » Tal vez tenga algo que ver con hormonas. «Tiene todo que ver con hormonas y en como ella las vuelve locas.» Por favor, no.

Oscuros Deseos |Zaylena|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora