Sarah Urkton, una piloto de la Fuerza Espacial Tritoniana descubre la ubicación del Zhar Ptitsa. Sin embargo, la explosión de un laboratorio cambiará su vida para siempre.
ATENCIÓN: SE RECOMIENDA LEER LA FASE 1 ANTES DE LEER ESTA HISTORIA.
1ra His...
_ ¿Y por qué se supone que estoy aquí si debo estar rumbo a E-154 para recuperar el Zhar Ptitsa? - preguntó Sarah.
_ Porque el Zhar Ptitsa dejo de ser una entidad y paso a ser una persona- ilustró Keia. - El Zhar Ptitsa tiene un portador.
_ Eso es imposible- dijo Sarah. -Tanta energía es difícil de almacenar en un cuerpo.
_ A menos que el Zhar Ptitsa decida que así sea- explicó Keia. - Por eso estás aquí, porque deberas proteger a una persona humana que porta tal poder.
_ Los humanos estan muy atrasados en tecnología y comprensión del cosmos- dijo Sarah. -Creo que el Zhar Ptitsa estaría mejor bajo las manos tritonianas.
_ Los humanos pueden ser algo extraños, y peculiarmente impredecibles, pero en el fondo son seres únicos en todo el multiverso- dijo Keia.
[... ]
_ ¿Que es eso que haces? - preguntó Sarah.
_ Control de la energía que me rodea- explicó Naye. - Al parecer es algo que mi raza puede hacer normalmente. También puedo teletransportarme, pero eso agota mucho mi energía.
_ Eso es asombroso- pensó Sarah.
_ Mañana veremos que es lo que puedes hacer- dijo Naye, sonriente.
_ ¿Yo? - pensó Sarah, quedándose muda , mientras Naye se retiraba.
[... ]
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Creado por Nicolás Piccinini
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Era muy temprano. El Sol apenas alumbraba y aun se veian estrellas en el hermoso cielo. Por la ventana, se escabullia una brisa perfumada a lavanda y algunos pájaros comenzaban a cantar.
Sarah se levanto de la cama, estiro sus brazos y miro por la ventana. Podia ver a algunas personas caminando y charlando. Su atención se posó en la puerta cuando alguien golpeo tres veces. Se dirigio allí y la abrió, descubriendo que Naye estaba del otro lado.
_ Bonito día, ¿verdad? - dijo Naye.
_ Muy bonito- respondió Sarah. - ¿Qué sucede?
_ Es hora de tu entrenamiento - aclaró él.
_ ¿Entrenamiento? ¿A esta hora? - pensó Sarah.
_ Vamos, acompañame- solicitó Naye.
Sarah accedió y lo siguió por los pasillos hasta los inmensos jardines traseros. Allí, había algunas fuentes de agua, árboles, flores, caminos de piedras y esculturas. El cielo ya estaba mucho más claro, las aves revoloteaban entre las copas de los árboles y el sonido del agua cayendo era pacífico.