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El primer día de clases nunca había sido un problema para Soobin.

Pero era diferente cuando tú eras el nuevo.

Eunbin se estacionó frente a la entrada, en dónde había un par de alumnos fumando fuera de la institución.

-¿No están rompiendo las reglas? Estoy segura que no tienen edad para fumar.- Eunbin habló mientras los veía y juzgaba.

Con un vestido floreado, su cabello recogido en una trenza y un leve maquillaje, Eunbin se preparaba para lo que sería su primer día de clases después de un largo tiempo.

Soobin por su parte, vestía el horrible uniforme gris de la escuela. Pantalones gris, camisa de botones blanca y encima un chaleco gris de tela.

Parecía que todo aquí fuera gris.

-Tal vez tienen más de 20 y están aquí porque fueron expulsados de sus escuelas y no les quedó más remedio que mudarse a Jeju para seguir estudiando.- susurró Soobin.

Eunbin se quedó pensando.

-¿Sabes? Esto no hará que te haga regresar a Seul. No puedes vivir solo aún.

-Puedo vivir con mi tía o incluso con HueningKai.

Eunbin ahora soltó una carcajada. Golpeando el volante frente a ella mientras se tocaba su estómago.

-¿Tu y HueningKai viviendo solos? Te aseguro que Hyuka sería el primero en regresar a su casa.

Soobin se rió de lado y volvió a ver hacia la escuela, que no tenía muchos alumnos para ser sincero.

El timbre sonó y eso era todo lo que necesitaba el pelinegro para saber que tenía que bajarse.

-¡Suerte!.- gritó su madre y arrancó hacia su trabajo.

Se puso sus audífonos y caminó para adentrarse a la institución. El olor a cigarro era mucho y el viento parecía oler a sal.

Sería una mentira decir que no sintió las miradas, vaya que las sintió. Algunos susurrando cosas que el no podía escuchar mientras que otros lo escaneaban de arriba abajo.

Subió las escaleras y frente a la gran entrada unos hombres que parecían ser intendentes quitaban un moño negro, esos que ponían cuando estaban de luto.

Volteó a ver a si alrededor, había chicas que sollozaban y se consolaban entre ellas.

Y detrás de ese grupo estaba Taehyung, su vecino, viendo hacia arriba con la mirada perdida. El viento sopló y Soobin sintió un escalofrío en su espalda.

Apresuró el paso y entró al lugar. Caminó y hacia la derecha pudo ver la oficina de dirección, dónde tenía que ir a recoger su horario y registrarse.

-Hola, vengo a recoger mi horario.- habló amablemente.

La señora frente a él le miro sobre sus anteojos puntiagudos, unos rulos aún permanecían en si cabello y masticaba lo que parecía ser una goma de mascar.

-¿Choi Soobin, verdad? El nuevo de la ciudad.- habló cantando.

Soobin se estremeció ¿a caso todo el mundo sabía de él?

-¿Si eres o no?.- insistió la mujer tras no recibir una respuesta.

-Si, si soy yo.

La mujer tomó un legajo que tenía a un costado de ella, un legajo color crema que tenía su nombre encima. Soobin estiró la mano para recibirlo, pero la mujer lo arrojó a la mesa.

Él alzó las cejas, un gesto grosero por parte de ella. Iba a tomarlo pero la mujer puso su manos sobre el escritorio.

-Espera, una última cosa.- canturreo. Abrió el expediente de Soobin hasta donde estaban sus datos personales, esos que decía darle a su maestra o maestro.

WAVES [Yeonbin/Soojun] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora