La desesperación de Inuyasha

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na gran pesadez que no la dejaba moverse con libertad, enseguida supo que estaba acostada, pero no sabía en dónde. Cerró los ojos. Sintió la suavidad de una cama, una suavidad que creí conocer muy bien. Abrió los ojos con algo de temor, encontrándose con los ojos ambarinos de Inuyasha observándola sin distracción. Trató de recomponerse, mas su cuerpo parecía pesarle como el mismo plomo. Inuyasha la sujetó fuertemente de la mano y la ayudó a levantarMe alegra que estés bien…-dijo

Lo vio claramente afligido, con la mirada baja, angustiado y en seguida varios recuerdos vinieron a sumamente, de su dolor, de sus lágrimas y del dolor reflejado en los ojos de Inuyasha, y, mucho más importante, recuerdos del momento preciso en el que iría a desaparecer.

Mira mis ojos y veras
que siento por ti.
Explora en tu ser
me hallaras no buscaras más.

- Ya lo sé…estaba desapareciendo ¿verdad? -preguntó ella.

Inuyasha se sobresaltó con aquella obvia pregunta…tenía tanto miedo de que ella desapareciera frente a sus ojos, que la sola idea lo asustaba y no le dejaba pensar con claridad. Kagome pudo notar el enorme miedo que reflejaban los hermosos ojos de Inuyasha y comenzó a sentirse entre culpable y adolorida. Lo que más detestaba en el mundo…era ver el rostro de Inuyasha denotando tanto dolor. Acarició sus mejillas con suavidad y lo miró dulcemente mientras el hanyou quedaba atrapado con su característica dulzura. Se relajó un poco y abrazó a Kagome con tanto apego…que sintió que ese sería el final.

- No moriré, Inuyasha…no hasta terminar con todo -dijo ella en un susurro.

- Yo te voy a proteger…siempre. Aún si pierdo la vida, te cuidaré, Kagome…

Ella negó.

- No hables de pérdidas…no quiero escuchar esa palabra, Inuyasha…Si tú no estás, para mí no tiene sentido el vivir, el respirar, el caminar. Así que no digas eso, por favor -lo miró suplicante, sin deshacer el abrazo.

Dime que sientes mi calor
Y que correspondes mi amor
Sabes que si
Todo lo que hago, lo hago por ti.

- No voy a permitir que Naraku vuelva a lastimarte, Kagome. Nunca dejaré que te toque…

- Pero, Inuyasha, yo debo combatir. Es mi deber…

- Eso no me importa, sin peros…

Kagome sonrió ligeramente. Tan terco…como siempre. Nunca cambiaría.

Mira mis ojos y sabrás
que nada te ocultan
Se acabo tu vez, tómame
quisiera poder, poderte lograr
Dime que sientes mi calor
nada quiero mas que tu amor.

- Entonces…al menos déjame pelear a tu lado, Inuyasha -musitó- Peleemos juntos…como siempre.

Inuyasha sonrió más repuesto.

- Siempre hemos estado juntos tú y yo, desde el primer día hemos sido un equipo, Kagome…

- ¿Por más que me odiaras? -sonrió.

- Quizá no era odio -bufó-. Puede ser que desde el primer momento ya me había enamorado de ti…aunque te la pasaras mandándome al suelo diariamente.

Sabes que si
Todo lo que hago, lo hago por ti
No hay amor como tú
Y otro que te ame así
No hay lugar si tú no estas
donde quisiera estar…

Kagome volvió a aferrarse a él.

- Abrázame siempre, Inuyasha. Nunca me sueltes -susurró con la voz quebrada.

La partida sigilosa de KagomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora