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Estoy parado en la ventana de la cocina...

Viendo el atardecer que me ofrece el campo abierto.

Las tonalidades cálidos y con la brisa fresca pegando en mi rostro.

Recuerdo el cálido abrazo de mi difunto esposo.

Bruce Wayne.

Aquel millonario egocéntrico se había vuelto mi debilidad.

Lo amaba a tal punto que decidí casarme con él.

Mi sorpresa fue cuando acepto, nunca había sido tan feliz.

Pero esa misma felicidad me lo arrebato de mis brazos.

Nos casamos, la luna de miel solo me duró tres días, los más felices de mi vida.

Al tercer día él se fue.

Nunca me había dicho que sufría de cáncer terminal.

Nunca me dijo nada, parecía tan feliz que nunca note lo mal que estaba.

Nuestra felicidad opaco el sufrimiento de mi amado.

-No sabes cuánto te extraño. Cada día para mí es una tortura -hablo al viento.

Con un suspiro cansado de fue a su habitación, la misma que compartió con Bruce en su relación.

Se recostó en la cama y durmió profundamente, sin saber que Bruce lo veía desde la esquina de la habitación.

Bruce se negaba a morir sin saber que su Clark estaría bien.

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Jimmy 🦄

Reto de escritura por 30 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora