Cap 1

55 4 0
                                    

•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
Recomendación: Leer en fondo blanco para qué las imágenes no se vean mal.
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Hola, me presento. Mi nombre es Aldara y pertenezco al Distrito Trost, actualmente estamos en el año 847.

Tengo una vida tranquila, vivo en las afueras de la ciudad junto al campo. Trabajo en mi propia tienda de té, la clientela suelen ser señoras mayores y madres con sus hijes. Y luego está él, el capitán Levi Ackerman.

Un hombre callado, distante, bajo y mirada fría. Lleva viniendo a mi tienda desde qué la abrí, siempre pide lo mismo. Un té negro y sin azúcar, a pesar de "conocerle" por varios meses nunca hemos entablado una conversación más allá de 4 palabras.

Sin embargo eso no ha hecho qué mis sentimientos desaparezcan, hace 4 meses me di cuenta de qué el tipo frío y cortante me gustaba. Fue bastante ridículo cuando intenté negármelo a mi misma repitiendo una y otra vez que solo estaba confundida y qué no podía tener sentimientos por una persona con la que ni siquiera he hablado. Pero al final terminé aceptándolo.

Son las 6 de la mañana y me dirijo hacia mi tienda, hoy llegarían mis pedidos con los mercaderes así que necesitaba darme prisa. Frida iba a buen ritmo mientras su cabello no dejaba de golpear mis piernas, luego tendría que hacerle una trenza para que no me lastime. Mi yegua era de un marrón brillante, siempre me preguntaban qué cómo tenía el pelo tan brilloso pero es su propia belleza.

Finalmente llegué a la tienda, llevé a Frida a la parte trasera de la tienda y la até en su mini establo.

-Vale pequeña, a descansar. (Esta bufó).

Abrí la puerta de la trasera y el olor a especias inundó mi nariz. Me dirigí hacia la puerta de entrada y abrí las cortinas de las ventanas dejando pasar la luz del sol, hoy parecía que iba a ser un estupendo día. Escuché qué el Cuerpo de Exploración llegaba hoy, eso quería decir que Levi vendría a mi tienda a media tarde. La emoción me podía y solo esperaba qué él se encontrase bien, aunque siendo el soldado más fuerte de la humanidad dudo que saliese herido.

Comencé con la limpieza del local, a media mañana mis pedidos llegaron junto que las pedidas de matrimonio juguetonas de los mercaderes, siempre hacían lo mismo y eran unos tipos a los cuales les había tomado mucho cariño. Sin darme cuenta eran las 2 de la tarde y me dispuse a preparar algo de bizcocho de limón. Al parecer era el qué más le gustaba a las señoras clientas, así que siempre se acababa rápido.

En manos a la obra escuché la campanilla de la puerta avisando de la llegada de alguien a la tienda, me di la vuelta para darle la bienvenida y ahí estaba, tan impecable como siempre.

-Buenas tardes señor Ackerman, bienvenido.- (Sonreí con la boca cerrada, si enseñaba mis dientes se iba a notar lo emocionada que estaba y no podría ocultarlo).

Levi se adentró a la tienda y se colocó en la misma mesa de siempre, justo delante de la barra que nos separaba. Hizo una leve reverencia con la cabeza en modo de saludo y no dijo nada más.

-¿Lo mismo de siempre señor?- (Pregunté).

-Si, por favor-.

-Enseguida.- (Sonreí levemente)

Empecé a preparar su pedido enseguida en silencio, escuché como se aclaró la garganta. Supongo qué era por el silencio, ya qué no había nadie más en la tienda a parte de nosotros dos.

NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora