"Es por tu bien..." [Violentometro/Buttbag]

02

Chantajear.

El joven azabache se estaba alistando para salir con su pareja a un pequeño concierto, nada fuera de lo común entre esos dos. Solían frecuentar esa clase de eventos cada fin de semana, en algunas ocasiones iban acompañados de amigos pero esta vez iban solos.

Butters se estaba terminando de peinar frente a un espejo para luego salir y encontrarse con un bello Dovahkiin que a pesar de estar vestido de manera casual, eso no lo hacía menos atractivo a ojos del rubio.

-Te ves fabuloso - elogio mientras le daba un pequeño abrazo al callado, que se limito a corresponder con una pequeña sonrisa.

A simple vista parecían ser una pareja empalagosa que de solo mirarlos por unos segundos ya le daban arcadas a cualquiera, incluso sus amigos se lo decía de vez en cuando a modo de broma, pero que se le podía hacer.

Ambos sacaban el lado más tierno del otro, siempre fue así. Desde niños Douchebag era capaz de dar una pequeña sonrisa única y exclusivamente por aquel chico tan amable que desde que lo vio por primera vez había algo especial en el.

No fue de extrañar para absolutamente nadie que fuese el pelinegro el que se atreviese a declararse y pedirle una oportunidad a Butters, el cual le dijo que si sin dudar ni por un segundo en sus sentimientos y palabras.

A partir de ese día comenzó una linda relación que había logrado prevalecer incluso ahora que ambos eran una joven pareja y tenían su propia casa donde tenían pensando construir una hermosa familia.

Los dos se encontraban caminando tranquilamente mientras "charlaban", si se le podría decir así. Ya que el único que hablaba de los dos era el rubio mientras que Dovahkiin se limitaba responder con movimientos en su cabeza.

Ya no había la necesidad de que llevase una hoja de papel y un lápiz para comunicarse a través de palabras y dibujos, hace mucho que había aprendido el peculiar lenguaje de su pareja a tal punto de saber como se siente a pesar de su inexpresivo rostro.

Aún así le gustaba ver como se le dibujaba una sonrisa sincera en su lindo rostro, una sonrisa que era suya y de nadie más. De cierta forma eso lo hacía sentir bastante feliz, por eso cada vez que podía intentaba hacer sonreír a su pareja.

Los minutos pasaron hasta que llegaron a la entrada del lugar, Butters se llevo las manos a los bolsillos con el fin de sacar su cartera...

-Oh salchichas - solo para recordar que se había olvidado la cartera en casa.

La cara del rubio palideció ligeramente para luego fijar su mirada en el pelinegro, que lo estaba mirando un poco extrañado por su característica frase que siempre decía cuando algo no andaba bien.

-Se me olvido la cartera... - confeso un tanto avergonzado.

A pesar de que el rostro de Douchebag seguía inexpresivo en sus adentros lo estaba criticando, y eso su pareja lo sabía muy bien.

-¿Podrías pagar esta vez, por favor? Te prometo que te lo compensaré después - pidió amablemente el rubio esperando una respuesta afirmativa.

Cosa que no recibió, ya que solo obtuvo de respuesta un movimiento de cabeza hacía los lados por parte del azabache indicándole que no iba a pagar por las entradas y que tendría que arreglárselas solo.

El de cabellera rubia ya se estaba empezando a desesperar no quería tener que volver a su casa corriendo, además dentro de nada iba a empezar el concierto y no querría perderse nada y dejar solo a su amado.

Estaba pensando en que hacer hasta que se le vino una idea, sabía que estaba mal pero ya estaba algo desesperado y no se le ocurría nada más.

-Oh bueno, supongo que tendremos que volver y perdernos los primeros minutos del concierto - hablo con un tono de voz triste, claramente actuando.

Butters se dio media vuelta dispuesto a irse, pero se detuvo al sentir la mano de Dovahkiin en su hombro jalándolo para que regrese. No tuvo la necesidad de decir nada y solo vio como su pareja sacaba un billete y compraba las entradas.

-Gracias Dovah, te prometo que no te arrepentirás - dijo el rubio con una sonrisa para después plantarle un beso en la mejilla del pelinegro.

Este solo se limito a ver a otro lado mientras tomaba la mano del de cabellos dorados al abrirse paso en el concierto y escuchar la buena música.