Llegada a la gran ciudad

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Diana y Abel estaban a punto de llegar a la gran ciudad,solo bastaban un par de kilemetros,iban encima de los caballos escoltados por el trio de caballeros.

-Oye,Abel-preguntó Diana de golpe

-Si,dime

-¿Qué cosas han cambiado en este tiempo?

-En realidad no mucho-respondió-,se han remodelado las calles y hemos implementado más seguridad a los alrededores,en las ultimas semanas hubo un par de ataques de demonios.

-Eso me recordó una vez que yo solo me enfrenté a veinte pieles rojas-dijo con orgullo

-Sabes que eso es mentira-le contestó Abel echando una carcajada-

-Oh,no,no lo es-le respondio devolviendo una carcajada.

Siguieron en caballo una hora más en un ambiente apasible y una brisa refrescante,bajo un calido y bello sol que reflejaba la alegría mañanera.Finalmente después de dos dias de viaje habían llegado hasta la entrada del gran reino de Huma.
El reino era gigantesco y el castillo se ubicado en un extremo de este.

-Vaya-dijo Diana algo nostalgica entrando al reino despues de dos decadas.

Las calles estaban llenas de gente en puestos ambulantes o locales,todo le traía recuerdos a Diana,pues antes de que se mudara vivió toda su vida en la gran ciudad.

Pasaron por las calles,acompañados del trio de caballeros,hasta llegar al castillo que era gigantesco,hecho con piedras resistentes pero que le daban un toque de elegancia.Por adentro el castillo estaba muy vacio,tanto que causaba eco.

-Al parecer el castillo tampoco ah cambiado en nada-dijo Diana mirando los pasillos largo y bien iluminados por la luz natural

-Si,asi es-le contestó Abel-,es aburrido estár aquí,ya solo quedan cinco sirvientes

Abel abrió la puerta de una habitación con una gran cama,además de estar muy bien amueblada e incluso tenía un pequeñó librero.

-¿Y esto?-preguntó Diana confundida

-Aquí te quedaras-respondió Abel

-Oh,no,no-negó Diana-esto es mucho,solo necesito una cama y ya.

-No seas modesta,Diana-le dijo Abel-yo mismo limpié este cuarto para ti

-¿Y como estabas tan seguro que aceptaría venir?-preguntó interrogativa Diana.

-Eh...-Abel se cayó de golpe un poco avergonzado

-Esta bien,esta bien-dijo Diana-solo por que te esforzarte en limpiar me quedaré aquí.

-Muy bien-respondió Abel poniendo una sonrisa-al rato vuelvo,tengo que checar pendientes.

Se fue caminando y Diana se quedó observando el cuarto,un cuarto que nunca en su vida había visto,tan bonito,tan elegante,simplemente era hermoso.

-Me cuesta creer que el haya limpiado el cuarto-dijo estando sola-,yo siempre fui la que la limpiaba el desorden-puso una sonrisita y se tiró a la cama que era muy suave y comoda-bueno,no hay mucho que hacer aquí-pensó un momento cerrando los ojos-creo que saldre a caminar por la ciudad-dijo alegremente levantandose de la cama,diriguiendose a la puerta y saliendo de la habitación.

Abel estaba sentado en el trono del castillo,estaba acojinado para más comodidad,y si la necesitaba,Abel se la pasaba horas sentado resolviendo asuntos entre los habitantes de la ciudad o asuntos del reino.

-«Fue dificil limpiar ese cuarto»-pensó Abel en medio del silencio tranquilo

A su mente vino un recuerdo de la niñez.El había hecho un desastre en su habitación,todo desordenado y sució,y cuando llegó Diana ella se asombró por la escena y a la vez se notaba un poco furiosa,pero el enojo se pasó al ver al pequeño Abel soyosando al ver que ella se había enojado.Lo calmó y ella limpió todo la habitación;se tardó un buen rato.

Una larga travesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora