Capitulo II "Crímen"

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Llegando al edificio de mi amigo Ricardo, me encontré con la policía en la puerta principal del edificio, las luces rojas y azules de una patrulla policial brillaban con tal elegancia que me recordaron aquella vez en la que fui con mi amigo Ricardo a la casa de un amigo suyo, tenía 18 años cuando eso ocurrió, al parecer una chica se había lanzado de un tercer piso buscando acabar con su vida, sus gritos de terror ensordecían a toda la manzána, era hermosa su figúra en el aire, una chica alta de unos 25 años aproximadamente, era rubia y de caderas anchas, llevaba un  vestido azul como el cielo de aquel tragico día, podía ver sus ojos cristalinos llenos de miedo, desesperación y tristeza, en cuestión de segundos su cadáver se encontraba en la acera seguido de un fuerte crujído, era su  colúmna vertebral partiendose en mil pedazos, un gran charco de sangre de un llamativo color carmesí dominó el asfalto, como si un gran globo de pintura roja hubiese sido arrojado por algún bromista, su cabeza impacto con el suelo con tal fuerza que parecía un huevo fresco cayendo por accidente en el suelo de alguna cocina, poco tiempo después de lo sucedido arrivó la policia al lugar, también una ambulancia llegó por el cuerpo sin vida de aquella jóven pecadora, las inigualables luces rojizas y celestes se hicieron presentes, Ricardo no podía creerlo, una bella chica se había lanzado desde un edificio para acabar con su vida, en cambio su amigo Gerardo fue el que llamó a la policia. A la mañana siguiente en los periódicos marcaban en primera plana un título muy llamativo para mi obra de arte "Un Ángel caído", Ja...Que originales, el caso quedó cerrado como suicídio, no encontraron pruebas para determinarlo como un homicídio, un trofeo más para mi colección, esa mujer no merecía la vida que llevaba, ya que era una sucia ladrona, se dedicaba a estafar ancianos y personas adultas, prometiendoles una noche de pasión y terminaban siendo robados, la visita a la casa de Gerardo era una simple excusa para ponerle fin a su racha de robos, Espero que ese Ángel suyo, este en el infierno.

  El apartamento de Ricardo estaba lleno de policias, un gran charco de su sangre fresca teñía la alfombra de Ricardo, unas cintas de precaución habian sido colocadas uniformemente para no mezclar huellas o ADN de otra persona, por lo que sólo podía ver a mi amigo llorar desde la puerta de su departamento, el cuerpo de Alejandra ya hacia reposando en el suelo, con tanta serenidad y tranquilidad, como si estuviera envuelta en un profundo y dulce sueño, sus labios escarlata, perdieron su brillo, aquella voz tan agradable y amistosa, terminó por esfumarse en un abrir y cerrar de ojos, Ricardo estaba a su lado cubierto de sangre, al ver el trabajo que habia hecho "él" me descepcioné mucho, quería que sufriera un poco más, el pago por sus pecados era mayor, no cabe duda que si quieres que algo salga bien, hazló tu mismo. Los policias sin embargo interrogaban a Ricardo con lujo de violencia, preguntando lo sucedido con lujo de detalle, mi amigo entre lágrimas y sollozos respondía con miedo y desesperación, eran hombres no mayores a 35 años, el mayor de ellos, el Oficial Miguel Gómez, un hombre de 1.80 m de altura, sufría problemas de calvicie, llevaba un relój en la mano derecha lo que significaba que era zurdo, tenía una barba abundante que parecían matorrales de jardín, tenía restos de alcohol en la antes mencionada, no era un misterio que antes de venir estaban bebiendo en el bar "La playa de Jacinto" que apenas abrío la semana pasada, en comparacion con su compañero se notaba neutral, el Oficial César Santiago, apenas ingresó a la policía el mes pasado, al parecer sólo se encontraba mirando los sucesos que ocurrían ante sus ojos, a pesar de tener unas gafas oscuras, podía apreciar en sus ojos, una mirada fria y sublime, parecía una estatua de mármol, como un adorno de jardín, sus cabellos café oscuro le cubría parte de su frente, media aproximadamente 1.70 m, tenia un buen estado físico, capaz de correr un maratón sin mucho esfuerzo, asi son todos estos soldados sociales al principio, recién salidos del horno, con el tiempo se vuelven unos inútiles, pero yo seguía buscando a los siguientes jugadores. -Buen día oficiales-, agregué con un tono calmado y elegante, -Eugeo...- Exclamó Ricardo, sollozando apunto de estallar en llanto, Ricardo intento levantarse del sofá para describirme los sucesos, pero los policías no dejaron que se moviera de ahí -Alejandra, esta...muerta...muerta, Alejandra esta muerta...¿Porqué?....¿Porqué Alejandra?...¿Porque?...-Tranquilo Muchacho- comentó aquel oficial de cabellos oscuros, -Aqui eres el principal sospechoso, asi que replica los hechos porfavor-, Ricardo se limpío las lágrimas de los ojos, afinando su destrozada garganta comenzó el recuento de aquel crímen.
-Alejandra había regresado del supermercado, y me habia dicho que la habian estado siguiendo, desde el estacionamiento de aquel lugar, hasta la parada del autobús y...-Ajá ¿Qué hora era cuando ocurrío eso?- Interrumpío el oficial Gómez, -...Eran las 9:55...- Respondió Ricardo, -Muy bien continúa, -Bien, ammm, regresó a casa agitada por lo ocurrido, después ella se acercó a la puerta, y cuando la abrió, ella...ella... -Ella que, escúpelo muchacho-, -Ella fue apuñalada en una costilla por un hombre-, -¿Qué hombre?,- Gritó el oficial Gómez, ¿pudiste ver como era?, ¿Acaso viste que llevaba puesto?, Habla por el amor de Dios,- Aquel policia agarró a mi amigo Ricardo, como si fuese un criminal de lo más despiadado, la cara de preocupación de mi amigo Ricardo, me recuerda aquella vez, en la que mi vida cambió, queria que ella viviera, pude haberla salvado, ¿Dónde estaba la policia cuando mi inocencia se perdió?, ¿En dónde estaban?, los recuerdos llegan a mi como una pelicula, una pelicula que ni de chiste seria producida en alguna sala de cine, pero, ¿porqué últimamente me llegan estos recuerdos?, ¿Porqué?.

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