Capitulo 14.

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Me gire desanimada y aun con lagrimas resbalando de mis ojos.

—Joseph, ahora no- Murmure apenas, el no dijo nada, solo se acerco a mi y me abrazo. Estaba tan débil, que lo único que necesitaba era el calor y apoyo de alguien. Y ese alguien era Joseph, que en toda la semana en la cual Riker estuvo ausente, se porto como todo un caballero conmigo.

Comencé a llorar en el abrazo. Y lo abracé mas fuerte, como si no quisiera dejarlo ir, y en realidad no quería. Por que el era un buen amigo.

—Tranquila, ____. Todo estará bien lo prometo.

—¿Haz visto como me trato?- Pregunte sin dejar de llorar. —Si, es todo un hijo de puta… —Joseph, yo, yo, no merecía esto, no después de lo que paso entre nosotros. Me entregue a el, Joseph… Y mira, mira como me trata.

Mis lagrimas no paraban, era un llanto, que parecía no acabar nunca. Joseph volvió a tomarme en sus brazos. Luego escuche la vocecita de Charlotte, luego de varios segundos no volví a escucharla, pero sentí como otros brazos me abrazaban demasiado fuerte. Ahora tenía a dos buenos amigos conmigo.

Charlotte había traído consigo mis cosas, y a Christian, el cual después también me había estrechado en sus brazos diciéndome que Riker era un “Completo hijo de puta”

No habíamos decidido entrar a las clases, así que nos habíamos montado en el carro de Joseph, y nos habíamos ido de “Pinta”, las clases.

El día con los chicos había sido divertido, un poco. Por que cada cosa me recordaba a Riker, y me hacía romper en llanto. Así que había sido una batalla difícil para mis amigos.

Habíamos ido por mi BMW al estacionamiento de la preparatoria, y cada quien había tomado su auto, así que nos habíamos separado. Al llegar a casa, hable con mi madre diciéndole que me ausentaría por una semana de clases. Ella había aceptado, sin tomarle mucha atención a lo que le decía, ya que estaba en el teléfono. Mi padre se había encerrado en su despacho, después de una pelea con mama. En fin, mi vida se estaba volviendo un completo asco.

La semana de mi “ausencia”, llamémosle así, había pasado lenta. Charlotte me tenía al tanto de todo lo que sucedía en la preparatoria. Según lo que platicaba, Riker estrenaba novia. Una rubia flacucha, de segundo grado, que acababa de entrar. Lo cual me dolía en el corazón como si me hubiesen encajado una espada. Christian se había peleado con Riker, por nuestra situación y se habían dejado de hablar. Y ahora en cafetería, en nuestra banca se sentaban, Charlotte, Christian y Joseph.

Joseph contaba que Christian y Charlotte estaban muy cariñosos últimamente. Según el había hablado con Christian, y el había dicho que si le gustaba Charlotte, pero que tenía miedo a no ser correspondido. También había dicho, que las porristas habían corrido todo el rumor sobre lo que había sucedido entre Riker y yo. Me dijo que el lunes, había tenido una pequeña pelea de “palabras” con Riker y que habían recibido detención los dos.

En fin, era domingo por la noche cuando mis 3 únicos amigos, habían ido a visitarme a mi casa, con pizzas y regalos.

—Me alegro que ya estés mejor, ____-Me dijo Christian.

—Si, no mentiré. Eh estado llorando toda la santa semana, pero seguro que la herida sanara y será una..

—Cicatriz- Dijimos al unisonó Joseph y yo. Lo mire sorprendida y sonriente.

—Si, eso- Asentí.

—Bien- Charlotte miro a Christian, algo nervioso. —Vamos por la coca-cola y la película. Regresamos al rato chicos.

—De acuerdo, no tarden tanto. Y Christian, cuida a esta rubia ¡eh!- Dijo Joseph, Christian asintió sonriendo y minutos después salieron de la casa.

—Me encanta tu sonrisa- Dijo Joseph, mientras se hacía un espacio en el sillón.

—Gracias, nunca te lo había dicho, pero tu mirada me encanta.

—Gracias, señorita- Hizo una voz de Gay, lo cual me hizo reír. Luego tomo mi mano, lo que me hizo mirarlo.

—____, debo, decirte algo- Suspire y asentí sonriendo.

—Yo, eh…

El teléfono comenzó a sonar, mire a Joseph y el asintió. Me pare y conteste.

—¿Hola?- Pregunte pero nadie respondió, solo escuchaba su respiración.

—¿Ahí alguien ahí?-Pregunte, y luego de esto, colgaron. Mire el identificador de llamadas y el numero se me hacía conocido, rápido tome mi celular y busque el numero de Riker. Me estremecí al ver que era el mismo numero, y nuevamente las ganas de llorar se apoderaron. Mis manos comenzaron a temblar. ¿Le devolvía la llamada? “Devuélvela ____, ¿para algo te llamo no?” Me estremecí, y comencé a teclear los números de vuelta.

¿Quieren maratón de cinco capítulos? 10 votos y lo hago.

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