Capítulo 2

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Era la primera vez que salía con Yoon Seungho, el chico que le gustaba, entonces ¿Por qué demonios algo tenía que salir tan mal?

Seungho insistió en que ir a un parque de diversiones sería entretenido, a lo que Nakyum le contó sobre su falta de experiencia en esos lugares. La idea de pronto parecía genial y sería la primera vez que estuviera en un sitio como ese. Así que se saltaron las clases y caminaron por el lugar hasta que el más alto le propuso subir a la montaña rusa.

Una mirada, una sonrisa y el ofrecer su mano mientras decía la frase ¿Confías en mi? Fueron todo lo que Nakyum necesitó para subir con él en esa cosa. Algo se sentía muy mal y algo se sentía muy bien. Nakyum odiaba las alturas, pero tener a Seungho junto a él y poder apretar su mano con fuerza le daba confianza, nadie hubiese esperado que al bajar de ese juego mecánico se sentiría tan mareado y fuera de sí.

Seungho le ayudo a buscar una banquita, le dijo que iría por un refresco para elevar sus niveles de azúcar y pudiera sentirse mejor. Nakyum asintió y cerró los ojos echando la cabeza hacia atrás, todo esto pensando que pronto se sentiría mejor. Para su sorpresa, debieron pasar largos minutos porque ahora su cabeza reposaba sobre el hombro de Seungho, se avergonzó por supuesto, pero la sensación era increíble.

—¿Te sientes mejor?— le preguntó Seungho y él con voz queda le respondió que un poco.

Seungho sonrió y sin poder evitarlo le contempló muy de cerca haciendo que sus ojos se encontrasen en extrema cercanía. Nakyum estaba tan indefenso, mareado y dormitando que podría pedirle ahí mismo que lo besara y luego fingir que no recordaba nada.

¡Maldición! ¿Qué hacia deseando eso en un momento como ese? Ya bastante vergonzoso era haberse confesado para venir ahora a suplicar por un beso.

Entonces fue como si Seungho casi pudiera leerle en pensamiento, sostuvo su rostro con ambas manos, le miró detenidamente y comenzó a acercar sus labios. Nakyum no tenía nada más en la cabeza y en un reflejo se relamió el labio inferior, su corazón latió a todo lo que da como si quisiera escapar de su pecho. Lo deseaba, así que no hizo más que corresponder, dejarse llevar y seguirle el ritmo en lo que oficialmente era su primer y más genial beso.

Sus corazones latieron con prisa, Seungho lo miraba y él cerraba los ojos mientras sentía que su cara se iba poniendo más y más roja.

"Me gustas, me gustas" era todo lo que podía pensar sin llegar a decirlo porque su boca estaba demasiado ocupada. Tal fue la emoción que dos ligeras lágrimas se corrieron por las orillas de sus ojos. Entonces Seungho se detuvo.

—Perdón. Me he precipitado.

—No es eso— Nakyum aseguró y se limpió la cara—. Es sólo que estoy tan feliz— sollozó un poco y luego agregó—: ¿Entonces también te gusto?

—Muchísimo— Seungho sonreía para él y volvía a sostener sus manos—. ¿Estaría bien si salimos juntos?

—Sí...

. . .

Con una prolongada inspiración de aire Nakyum volvió en sí. Su pecho dolió demasiado y por inercia contorsionó su cuerpo provocando que su cabeza dejase de forma brusca la almohada. Abrió los ojos acostumbrándose a la luz, de hecho no veía muy claro. Su cabeza dio una terrible punzada e imágenes borrosas vinieron a sus pensamientos... el viaje, el barco, él sin poder respirar, Seungho pateando una ventana y él, pensando que moría. Pronto todo se volvió confuso y difícil de sobrellevar, se asustó, sintió pánico y terror, trató de levantarse y cayó al suelo haciendo un fuerte ruido.

Su madre fue la primera en entrar en su habitación gritando como loca el nombre de su esposo, Nakyum no dejaba de preguntar dónde estaba Seungho. Podía ser extraño que lo primero en que pensaba fuera en él, pero no podía hacer más que vivir su propia desesperación y el terror de no saber qué rayos sucedía. Quería ponerse de pie, pero sus piernas no le respondían. Grito desesperadamente el nombre de Seungho mientras su madre lo abrazaba pidiéndole que se tranquilizara, después no hubo más. Debió perder la conciencia y al volver a despertar estaba recostado en la cama, un médico le apuntaba directo a sus ojos con una molesta lucecita y su madre le apretaba la mano preguntando una y otra vez ¿Cómo se encuentra?

Saltos temporales (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora