¿Quien diría que aquel dulce rostro dormido sobre las sábanas blancas de mi cama sería un demonio?
Mordisquee la uña de mi pulgar de manera nerviosa aún sentando en una silla enfrente de donde reposaba el cuerpo de quien hace un par de horas se había presentando como el mismísimo Lucifer. No, no, no... ¿Debía decirle Tobio enserio?
Acalle un pequeño grito de frustración entre mis manos las cuales taparon mi rostro mientras negaba con mi cabeza, alce la vista para verlo su rostro una vez con mayor detención. Por qué era tan lindo.—Si no me dejas descansar no podré irme pronto, Hinata.
—¿Cuánto estarás aquí?
—Creí haberte dicho que perdí toda mi energía por defenderte, así que debes cuidar de mi. —Enderezó su cuerpo en la cama inclinándose hacia mi, tomando mi mano entre las frías de él para llevarla hasta su mejilla. Sentí mi corazón casi saliendo por mi garganta cuando su piel entró en contacto con mi palma a la par que sus profundos ojos chocaban con los míos.— Cuida de mi, Hinata.
Quite mi mano rápidamente para levantarme de un salto caminando hacia mi armario.
—Está bien, si vas a quedarte un tiempo debes verte como un adolescente normal.
Comencé a lanzar sobre la cama las prendas que más grande me quedaban, volteándome a ver al chico que observaba aquel elegante traje que llevaba con curiosidad.— Si, definitivamente debemos ir de compras.—¿También tengo que ir a la escuela?
Mire con atención como observaba la ropa colgada delante de el, tomándose enserio el tiempo de elegir algo que fuera apropiado y de su gusto, sin querer no pude evitar que una pequeña risa escapara de mis labios.—No lo creo necesario, pero yo si debo ir.
—Me aburriré en casa solo.
—No eres un perro, Kageyama.
Cerré mis ojos mientras sacaba mi lengua en forma de burla, el alto chico delante de mi tan solo me ignoró para seguir buscando alguna prenda de su agrado.— ¿Por qué elegiste Kageyama Tobio? Si yo pudiera elegir mi nombre me pondría Gigante Shoyo.—Me alegro de que no pudieras elegir tu nombre.
Un puchero se formó sobre mis labios y alargue mi mano hasta él dándole un pequeño golpe en el hombro, sentí mi cuerpo congelarse cuando me devolvió una fría mirada ante mis acciones. Por un momento había olvidado su verdadera naturaleza.—¿Quién era el otro chico?
Y por primera vez pude notar algún tipo de sentimiento recorrer el cuerpo del pelinegro, notando como cada músculo de su cuerpo se tensaba y el desagrado lograba cambiar aquel inexpresivo semblante.—Solo espero haberlo alejado por mucho.
La frustración se acumuló en mi pecho antes de tomar una gran bocanada de aire y expulsar en un sonoro suspiro.— Quiero este.Mi mandíbula se desencajó en cuanto observe el valor de aquel pedazo de tela que tenía entre sus manos, quizás si hipotecaba la casa de mis padres podría pagar la mitad.
—Como planeas...
y antes de poder articular cualquier otra palabra movió sus dedos de manera rara. En un abrir y cerrar de ojos el chico de brillantes ojos azules vestía exactamente lo mismo que el maniquí.— Kageyama...—Qué.
—¿Puedes hacer eso con una consola?
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𝐃𝐞𝐯𝐢𝐥𝐦𝐚𝐧. •𝐊𝐚𝐠𝐞𝐡𝐢𝐧𝐚•
Fanfiction¿Quien dijo que los cuernos asimilaban la maldad y las alas la pureza