Ley de amantes

II

Al llegar el esperado día se reunían en el suroeste del castillo una multitud de más de 50 jóvenes de pie bajo el sol de verano las blancas ropas que portaban las hacían lucir como bellas estatuas del más fino y elegante marfil, aquellas que portaban velos tenían una apariencia más de espectro, así quizá podran pasar desapercibidas ante sus compañeras y las ánimas de los bosques no querrán jugar con sus destinos.

—Las de menor edad deberán entrar primero en esta ocasión, continuando con las de la última región del pueblo —Anunciaba la reina mientras se paseaba tras la fila de jóvenes— deben entregarles nuestro agradecimiento a los verdaderos gobernantes de estas tierras, ellos nos seguirán regalando su protección y la muestra de ello será el amor que traerán de vuelta, para aquellas que deseen encontrarse con sus actuales parejas deben buscar iris azul, orquídeas púrpuras y con la raíz de una magnolia atarlas recitando el siguiente verso "si lo que juramos a la luz de la luna es sincero tu corazón te guiará hasta mi en este largo sendero que cruzamos con gran inquietud" tras esto deben meter su pequeño ramo a la vasija con las semillas que deben de ofrendar metros delante de la entrada. ¡Todos alzamos nuestras copas llenas de buenos ánimos y deseos al cielo para aquellos que viven libres ahora en el, escuchen nuestro júbilo!

Corriendo con dificultad cuesta arriba Aldris maldecía su descuido y retraso, pidiendo al espíritu de su madre que le ayude, oyendo los tambores retumbar y las cornetas soplar apresura su paso, logrando llegar apenas justo para ver como la última chica de las filas se adentra, arreglando su cabello y ropas intentando controlar su agitada respiración tomó una postura recta midiendo sus paso se abrió camino entre la multitud que le miraban extrañados, los jóvenes que alegres tocaban se detuvieran. El silencio dejado tras sus pasos solo le hacían querer correr de nuevo, su túnica arrastrándose por las hierbas, la canasta rozando la tela era en lo único que podía concentrarse.

La reina le pidió que se detuviera para despedirla con un abrazo, en ese íntimo momento quien solo pudo susurrar "un pequeño retraso no significa nada mientras puedas cumplir con tu palabra cariño"