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+ muchísimas gracias a aria por este escrito. por decisión suya, prefirió que nosotros lo publicáramos en su nombre. ღ
El agua de la regadera comenzó a empaparle cada vez más y más el cuerpo, gotas heladas evaporizándose al hacer contacto con la usual calidez de su piel. Enji soltó un suspiro y, sólo por un instante, se permitió a sí mismo relajarse.
Ser el héroe número uno era una tarea mucho más complicada de lo que todos a su alrededor creían, particularmente en días como aquel, cuando el agotamiento de una larga jornada de más de setenta y dos horas seguidas lograba abrirse paso a través de todas sus barreras; dejándolo totalmente exhausto y con un pésimo humor al llegar a casa.
Casa. El único lugar en el planeta que podía brindarle un poco de consuelo y paz.
O que, al menos, deberíahacerlo.
En teoría, si no fuera por esos ruidosos mocosos recibiéndolo con una ridícula pelea acerca de Shoto comiéndose los postres de Touya y el mayor de los hermanos amenazando con carbonizar sus testículos si no los devolvía de inmediato.
Enji casi se burla de sus propios pensamientos. Paz, eso definitivamente era algo que la familia Todoroki jamás podría tener.
Permaneció bajo el agua durante una indefinida cantidad de tiempo, simplemente disfrutando de la tranquilidad que esa exageradamente costosa ducha eléctrica le brindaba. Hawks había insistido en la renovación de su baño desde hace tiempo y, después de meses y meses de divertirse con sus súplicas y provocaciones, Enji finalmente terminó accediendo a los caprichos de su futuro esposo.
Mierda, Keigo y él realmente habían dado ese paso en su relación.
Enji no sólo estaba a punto de casarse por segunda ocasión, sino que esta vez se casaría con un chico mucho más joven que él. Y todo el mundo lo sabía, después de esa jodida rueda de prensa, no podía existir persona alguna en el planeta que no supiera sobre el compromiso de Endeavor y Hawks.
Extrañamente, le gustaba más de lo que podía llegar a desagradarle. Si se olvidaba de los malditos periodistas acosándolo día con día y los montones de artículos especulando sobre su vida privada, era liberador poder decirle finalmente al mundo que estaba dispuesto a compartir el resto de su vida con un hombre tan jodidamente maravilloso como Hawks.
Salió de la ducha sintiéndose mucho más relajado que antes, envolvió una toalla alrededor de su cadera y usó otra para secar los húmedos mechones rojizos que se le pegaban a la frente. La elevada temperatura de su cuerpo no tardó en empezar a deshacerse de las gotas que aún resbalaban a través de su pecho desnudo.
Estiró su cuello hasta que las vértebras se acomodaron en un crujido y, en un lento andar, atravesó la puerta que lo llevaba directamente hacia su habitación.
