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Luego de un rato ya en la sala se encontraba todo listo.

La película estaba escogida, había bocadillos en la mesa de centro, galletas, frituras, gaseosas y una acogedora frazada en el sillón para proteger se del frío. Porque de seguro terminarían quedándose dormidos en el sillón.

No pasó mucho para que Jimin hiciera aparición sentándose en su lugar del sillón, justo a la izquierda del mayor, quien lo esperaba.

-¿Todo en orden?-. Preguntó, checando con la mirada todo lo que había frente a él.

Sin mentir, podía comerse todo lo que estaba viendo ya que últimamente su hambre iba en aumento. Quizas se debía al maldito cúmulo de estrés que le absorbía las energías de vez en cuando y a veces sin darse cuenta comía el doble de lo que acostumbraba.

Ahora que se ponía a pensar las cosas ya entendía mejor el por qué su novio lo comparaba con su roedor.

-Todo listo, bebé.- Llevó una fritura a su boca, destapando en el proceso una gaseosa que pasó a ser dejada en manos del castaño y la otra para él. No dudo en darle un sorbo mientras reproducía la película.

-Gukie ¿Donde pusiste el helado?

-¿No está junto a las palomitas?

-Uhm... no-. Tomó el tarro junto al tazón. -Es mantequilla de maní.- Anunció untando su dedito corazón en la mezcla y probarla.

-Voy por el.- Se levantó con pesar de la comodidad del sillón e ir por un cubo de helado que dejó sobre el regazo del más joven una vez regresado a su posición de antes.- No te lo comas todo.- Dijo en tono travieso.

Recibiendo el llamado de atención que esperaba en menos de un minuto.

-Amor.- Llamó.

-Dime.

-¿Te gusta joderme?

-Bastante, en la cama.- Admitió guiñandole un ojo, haciendo sonrojar al castaño.

-No hablo de eso.- Golpeó su brazo sin mucha fuerza.

-¿Entonces?

-Esto no me gusta.- Bufó en desaprobación, señalando el cubo de helado.

-¿En serio?-. Fingió demencia, aunque su sonrisa lo delataba.

-Sabes que aborrezco el Helado de Menta Verde.- Su ceja se arqueó en protesta.

-Es mi favorito.- Canturreó con una sonrisa.

-Lo trajiste para comertelo tú solo porque sabes que lo odio.- Fue una afirmación para si mismo, confirmando sus palabras en cuanto Jungkook tomo la cucharilla llevándose una buena porción de helado a la boca y saborearlo frente a sus narices.

-Tal vez.

-Eres cruel.- Entre cerró sus ojos.

-Vamos amor, solo come un poco.- Alzó la cucharilla frente a el con un pequeño bocado.

-No quiero probarlo.- Apretón sus labios en total negación.

-Anda.- Insistió.

-No.

-Hazlo por mí-. Sabia que su petición no fallaría y menos al hacer una mueca con fingída tristeza.

-Está bien.- Abrió la boca en total resignación tratando de saborear lo menos posible una vez se derritió el helado dejando su paladar impregnado de aquel sabor.

-¿Y bien?-. Quería escuchar su opinión, no podía ser tan mala.

-¿Como puedes comer eso?-. Preguntó en reproche. -Sabe a dentífrico.- Y lo decía por la supuesta sensación a Frescor que dejaba.

Aunque para Jimin era todo lo opuesto, el helado apenas se deshizo en su boca dejó una sensación a menta y la explosión de un frío no se hizo esperar, sintiendo raro su paladar. Quizás era un poco exagerado, pero no todos los días describías esta clase de sensaciones nuevas que te dejaban un tanto confundido.

Era como inhalar y exhalar... frío y calor.

Pero en este caso inhalabas frío y exhalabas lo mismo.

-No es para tanto.- Rodó los ojos. -Solo es menta.

-Horrible.- Le sacó la lengua. -Quiero quitarme este sabor de la boca.- Lloriqueo.- Quitamelo, Jungkook.

-Uhm... déjame pensarlo.- Sonrió deshaciendo los restos de helado de su boca.

-Sabes qué, mejor olvidalo.- Arrugó su ceño mientras buscaba tomar varias galletas del cuenco sobre el sillón una vez las ubicó con la mirada para comerlas. Tal vez ayudarían con mantequilla de maní.

Aunque ese plan se vino abajo en cuento el mayor sujetó con su diestra la babilla del más joven, haciendo que volteara a verlo y estampó ambos labios en un casto beso.

Fue un delicado contacto de su belfo con los del azabache, un poco fríos por las veces que Jungkook comió del helado mientras lo veía quejarse. Sabia que un beso de su parte era suficiente para esfumar cualquier rastro de enojo en Jimin.

En algunos casos.

-¿Mejor?- Preguntó el pelinegro, manteniendo la cercanía de sus labios que se rozaban de vez en cuando al igual que sus narices en busca de más contacto.

-Un poco.- Susurró, permitiendo que el mayor juntara ambos labios una vez más, haciendo que sus ojos se cerraran y sus lenguas se rozaran con simpleza, perdiéndose con total libertad en aquel beso dado por ambos de manera suave y lenta, seguido de un chasquido que los separó por el momento.

-¿Y ahora?-. Volvió a cerciorarse dejando suaves caricias con su diestra en la quijada del castaño.

-Uno más.- Pidió con un puchero.

-Hace unos minutos estabas enojado y ahora ¿me ruegas por besos?-. Sonrió de lado.

-Cállate.

Y así lo hizo una vez sus bocas se juntaron por tercera vez consecutiva aunque el anhelo con el que lo hacían esta vez era palpable en sus labios, exigiendose atención a través de fuentes toques y succiones que lo hacían más rudo y necesitado que las veces anteriores.

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Gelato ✺ Kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora