Nakamoto Yuta había grabado en su memoria cinco nombres, cinco chicos que le hicieron la vida imposible a él en la escuela... ahora era su turno.
[Pueden hacer copias o adaptaciones, sólo avísenme por privado por favor]
Yuta era jalado salvajemente de su cabello rubio teñido hace poco, gracias a su hermana y su novio.
Sabía que iba a recibir una que otra burla, quizás golpes, pero jamás se esperó aquello que le mostraban con sorna.
-¿Ves este lindo aparato? Es una máquina de rapar. —Comentó el chico que tenía el artefacto, como si Yuta nunca hubiera visto una en su vida.— Sólo te lo comento porque con esa vida pobre que llevas, de seguro no viste uno en tu vida. —Nunca había podido escuchar palabras buenas salir de ese chico, siempre le hablaba con mucho desprecio, como todos los demás.
-Claro que conozco esa puta máquina. —Farfulló Yuta con la poca seguridad que tenía. Grave error.
Empezaron a raparle toda la cabeza mientras que alguno que otro puñetazo acababa en su cara o estómago.
Cuando terminaron, dejando su cabeza casi en su totalidad rapada, el Bullie comentó con burla.
-Tu pelo suavecito me desagradaba, Nakamoto.
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-Creo que tengo el pelo largo. —Susurró frente a su espejo con amargura de lo que aquella vez vivió.
-Apúrate kakamoto que tengo que enseñarte al próximo imbécil. —Gritaba desde la puerta Mark envalentonado. Cuando Yuta apareció frente a sus ojos esa vacilación se fue a la basura.
-Mark no vuelvas a decirme kakamoto.
El canadiense no evitó reírse.
-Lo siento es que combinaba bastante bien. —Fueron a la habitación para ver la información de una de los últimas víctimas.
Cuando se sentaron en sus sillas frente al escritorio, la pantalla de la computadora ya mostraba aquellos datos difíciles de encontrar.
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Nombre: Byun Baekhyun Edad:31 País de residencia: Tailandia Profesión: Peluquero
-No he podido hacer que mi empleado saque más fotos que esa. Así que indague un poco en sus redes sociales.
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-Así que tiene el pelo rubio. —Aunque el japonés no sabía de colores lo que intentaba demostrar era la dulce ironía.
-Bueno, eso no es rubio en sí rubio amarillo, pero es un color claro, sí. —Mark seguía viendo la pantalla con una mano en su barbilla y la otra en el ratón. Yuta se giró a verlo con mala cara.
-No sabía que tú también eras peluquero. —Suelta con sarcasmo para volver a mirar la información que pasaba por la pantalla.
-Bueno, indagando en la vida de un peluquero puede enseñarte varias cositas. —Ambos se miraron por un corto tiempo, en el que el canadiense le enseñó una linda sonrisa con dientes, para volver a ver la computadora.
