Mi cama, una vez más,
Cumple una función de bote
Que no le corresponde.
Las violetas que crecen del suelo
Clavan sus ramas en mis nudillos
Les crecen espinas de pronto
Y entierran sus picos en mi garganta
El hastío me invade
Al ser la única que rema
En esta lancha destinada para dos
Apenas la puerta se cierra
Inundo mi cuarto en tu nombre
De mis cuencas
Ha quedado sólo arena.