No era un día especial, no había aniversarios que recordar, ni fechas importantes. Sin embargo la melancolía invadía al de ojos hazel.
Desde la muerte de John ya no era el mismo.Buscó en su casa una pequeña caja que guardaba desde el trágico suceso, durante ese tiempo se había sentido demasiado culpable por no haber evitado que se fuera a Nueva York como para abrirla, así que la había ocultado en su nueva casa, pero ni el paso del tiempo podrían hacer que se olvidara de ella.
Esta vez, a diferencia de como lo hacía siempre, decidió ahondar en sus recuerdos.
Sabía que lo que estaba a punto de hacer lo terminaría por quebrar tarde o temprano; pero necesitaba ver una vez más la sonrisa del hombre que lo había cautivado y lo había hecho feliz hasta sus úĺtimos momentos de vida.Se sentía tan vacío a pesar de en su vida haber hecho todo lo que había querido, a pesar de la maravillosa familia que había construido, (misma a la cuál adoraba tanto) o a pesar de haber tenido una exitosa carrera que hasta a día de hoy mantenía.
El estudio era su mayor refugio, porque era en el lugar en que más cercano se sentía a John. Razón por la que a su prolongada edad no había dejado la música; ésta era simplemente la que lo mantenía vivo. Allí podía dejar fluir sus emociones, podía ser un poco más libre, y ¿por qué no?, podía permitirse recordar cosas de su pasado, eran como su diario personal, al que siempre podía volver.
Así que dirigiéndose a su habitación tomó la caja, a la que parecía no haber hecho ningún efecto ni daño el tiempo que había permanecido allí. Tal como si tan sólo ayer la hubiese guardado y los años se hubieran congelado y resumido en ella.
Allí habitaban tantos recuerdos, porque ahora no eran más que eso, simples recuerdos; que siempre estarían presentes en su vida y siempre le causarían profundo dolor.
Su vida había cambiado, se había ido en cuestión de segundos, había sido enterrada junto al cuerpo de John.
• • •
Abrió lentamente la antes mencionada.
La primera fotografía que encontró era una que recordaba haber tomado él mismo en los rojos portones de Strawberry Fields.[Flashback...]
Narra Paul:
–Oh, Johnny Boy...posa para mi cámara, por favor– supliqué mientras le sonreía risueño y sostenía la cámara en mis manos.
Éste negó con su cabeza mientras hacía un tierno puchero.
–¿No?– cuestioné mientras fruncia mi ceño e intentaba demostrar seriedad.
–Sabes que yo sólo poso para ti. Debería estar celoso de esa cámara– respuso y se cruzó de brazos. Pero en ese momento le robé un beso.Amaba ese lado tierno de John, ese que tenía la fortuna de poder ver. Ese que me demostraba cada día su amor, aunque el tenía mil formas de demostrarlo sin necesidad de decirlo. Así era John.
–Sólo una...¿sí? Y luego haremos lo que quieras– propuse a lo que él me sonrió pícaramente, para luego tomar mi mano y darle un besito sin apartar la mirada de mi rostro. Sabía que no se negaría a eso.
–Está bien– fingió analizarlo unos segundos. Pero luego accedió para posteriormente sentarse frente al portón, con la pierna izquierda flexionada y su derecha igual, pero notoriamente más distendida. Y con su brazo izquierdo sobre su rodilla, cosa que hacía resaltar su reloj y lo hacía ver demasiado atractivo; más de lo que ya era.–¿Listo?– inquerí mientras me posicionaba cómodamente para tomar la foto, ya con la cámara pronta.
–Listo– afirmó para luego acomodar sus lentes oscuros y posar su mirada hacia el costado.
Y entonces tomé la foto, como era una cámara instantánea tuve que esperar unos segundos, cuando salió la tomé entre mis manos y la sacudí. Al cabo de un rato la foto se podía observar claramente.–Salió hermosa– confesé sin apartar la mirada de ella, mientras detallaba cada milímetro con una sonrisa enternecida en el rostro.
Y luego sentí los brazos de John rodear mi cintura, por lo que volteé a verlo y fundí mis labios con los suyos en un dulce beso a la par que rodeaba mis brazos en su cuello para acercarlo más a mi.[Fin del Flashback...]
–Oh, John...cuánta falta me haces– sollocé entre lagrimas que salían abruptamente de mis ojos y caían de mis mejillas.
Me abracé a mi mismo y en ese momento encontré una fotografía de los dos junto a otras que nos tomábamos el uno al otro.
Eran de las más significativas para mí, ya que eran de las últimas que nos habíamos tomado que aún conservaba, el resto eran propiedad de John.Nunca me había detenido a observarlas con profundidad, pero al darlas vuelta descubrí que tenían frases en ellas, era la letra de John, a pesar de que siempre bromeábamos sobre su letra y lo hacía molestar, amaba verla.
Una de ellas, rompió aún más mi corazón;
–Espérame a que vuelva a casa–.
FIN.