Waning Moon // Samlisle

N° 4

La nieve aumentaba y los ventarrones de viento peor aún.

- No fue bueno traerte a una cabaña en medio del bosque...-

Menciono Carlisle poniendo más leña al fuego de la chimenea. Los vampiros no podían tener frío pero los metamorfos si, aunque estos casos son muy pocas veces.

- ¡Que diablos!- Sam despertó.

El rubio pálido iso uso de su velocidad anormal para llegar lo mas pronto posible hacía donde se encontraba el lobo.

- Parece que ya despertaste...

- Que diablos hago aquí.

- Dicen que en este frío es buena una sopa de ¿pollo?- pregunto el rubio dudativo tratando de recordar si era de pollo o de gallina.

- No respondiste mí pregunta, frío- menciono el moreno con un tono de voz grueso.

- Descontrolado, con rabia, odio, enojo, ganas de matar y desmayo. - menciono el pálido.

- De que hablas-

- Eso fue todo lo que isistes. - hubo una breve pausa, como si estuviera meditando en decirlo- Resumido-

- ¿Me descontrole?, No me pasó desde... Un tiempo.

- Si..., ¿Tienes hambre?

- No quiero sangre, ni de animal, ni de humano.

- No comemos humanos...

- Si, lo que digas.

- Aveces pienso si debí dejarte tirado hay en medio del bosque...- Dijo el rubio saliendo de la habitación.

- Puedo oírte pálido!!.- respondió el moreno desde la habitación.

- ¡¡Esa era la intención!!- respondió de vuelta el "pálido".

(...)

Sam ya se avía cambiado, porque si... Estaba desnudo cuando hablaban, pero eso no importa... Por ahora...

Sam estaba abajo, sentado en la mesa con un polerón grande al igual que los pantalones, parecía un obeso.

- Parezco obeso- dijo Sam

- Lo estás- respondió

- Me he quemado mucho-

- Te has quemado...-

- Tengo hambre-

- Igual yo-

-Quiero comer humano-

- Igual yo-

- Ojalá te mueras-

- Ojalá...- no termino la frase, recién captó las palabras- no quiero comer humanos y no quiero morirme... Otra vez.

La conversación termino y un no muy agradable silencio se presento.

Eso era lo que más incómodava al metamorfo, el silencio, no podía sobrellevarlo era una idiotes; lo sabía; pero igualmente seguía con esa incomodidad.

Mientras que el metamorfo iba a tener un ataque nervioso, el vampiro parecía ido en la pequeña ventana que se dirigía hacía algún lugar del bosque.

– ¿Que miras?– pregunto el Lobo.

– El bosque –  de una manera fría y cortante eso respondió.

– ¿Porque lo miras?–

– Porque me gusta –

– ¿Porque te gusta?–