quinta parte

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  Tener una batalla contra Mei, te había recordado cuando cruzaste por primera vez las puertas para entrar y tener una batalla conta el campeo de Unova, pero en vez de eso, obtuviste una batalla contra la persona que te había enseñado a amar, N. Él se había ido justo cuando terminó su batalla contra ti, junto con el Pokémon legendario, Zekrom, dejando un gran hueco y ausencia en tu corazón.

  Habías ayudado nuevamente a derrotar a los integrantes del equipo plasma justo como hace dos años atrás, la gran experiencia de Mei a través de su recorrido se veía completamente reflejada, sus Pokémon, ellos eran fuertes e incluso se encontraban a la par de los tuyos. Solo que aún tenia muchas cosas que saber respecto a los Pokémon y sus movimientos, ella tenía buenos ataques pero también varias desventajas.

— ¡La ganadora es la campeona (T/N)!— exclamó a todo pulmón el arbitro de la batalla, Serperior había sido el único en quedar de pie, mientras que el Pokémon de Mei termino cayendo sin energía al suelo por lo que Mei se acerco rápidamente a este.

— Lo hiciste demasiado bien— murmuraste mientras te acercabas hacia tu contrincante, quien levantó la mirada con una sonrisa.

— Muchas gracias (T/N), significa mucho viniendo de la campeona— agregó para después regresar a su Pokémon a su PokeBall.

— No es nada Mei, yo se que para la próxima tu serás la ganadora— aseguraste para después acercarte a la salida de la enorme habitación.

  Mei asintió para concentrarse en sus Pokémon, los cuales ahora estaban debilitados.

  Una sonrisa reapareció en ti expresando lo bien que te sentías, tus ojos se habían detenido en una persona con hebras de color verdosos, sus ojos estaban fijamente centrados sobre ti con una expresión de admiración y cariño. N había estado presenciando aquella batalla, teniendo los mismos recuerdos que tu acerca de el pasado.

— Felicidades por tu victoria— formuló una vez que sentiste algo cálido una de tus manos.

  Cuando tu mirada se acerco hacia aquella parte te diste cuenta de que N había enlazado sus dedos junto a tu mano, un liero rubor se había hecho en tus mejillas nunca habías tenido la oportunidad de tener un romance por lo que ahora mismo no sabias como actuar con N, en especial si ambos están consientes de lo que sientes el uno al otro.

— Gracias N— agradeciste una vez que ambos comenzaron a caminar hacia una dirección cualquiera—. Te extrañe mucho, cuando me dijiste que esperara por ti no me imagine que tardarás demasiado.

— Lo siento— N sonrió—. Estaba tratando de pensar en que más podría hacer, después de que se llevaron a Ghetsis no sabía que más podía hacer, me sentía inútil y en todo el viaje pensaba en ti— el de cabellos verdes bajo su rostro para depositar un beso en tu frente—. Pensé que quizás estaba desperdiciando mi tiempo cuando podría estar junto a ti, así que por esa razón regrese.

  No lograste evadir la gran emoción por lo que tomaste sus mejillas para plantar un beso en sus labios, comenzando a moverlos al compás del otro en un suave vaivén, un beso que demostraba que durante todo este tiempo habías esperado por él y solo él. Que demostraba que lo seguías amando como el primer día.

  Ambos habían estado caminando hacia una de las salidas de aquel enorme campo de batalla, ambos querían estar juntos sin la necesidad de que las personas los molestarán tratando de tomar fotografías, o los reporteros con sus enormes cuestionarios.

— Te amo demasiado como para dejarte ir tan fácilmente— formulaste tomando sus mejillas con sumo cariño—. Aunque fue mucho tiempo, valió la pena porque vi tu rostro de nuevo.

— Lamento que hayas esperado mucho— formuló—. Por eso quiero estar contigo para toda la eternidad, porque tu eres la única persona que estuvo conmigo tratando de hacerme cambiar de opinión.

  Una sonrisa apareció en tu rostro con júbilo.

— Y si retrocedieran el tiempo, lo volvería a hacer— afirmaste.

  N tomo tu cuello de un movimiento plantando un beso corto en tus labios, te amaba demasiado y sentía que de verdad eras la única persona que entendía como se sentía al respecto.

— ¿Quieres casarte conmigo?

  Aquella pregunta salió sin previo aviso de los labios de N, quien al instante se impresionó de igual manera. Tu rostro expreso totalmente sopresa y emoción, unas pequeñas lágrimas estaban apunto de caer sobre tus mejillas.

— ¿Lo dices en serio?— tu voz sonó llena de emoción.

— Si.

  Aunque N no tuviera ningun anillo para la ocasión, el definitivamente te amaba demasiado y no quería dejarte ir de nuevo. Ustedes sabían que se amaban con intensidad, así que simplemente un anillo no representaría el amor de ambos, aún si ambos eran jóvenes. Habían superado muchas cosas para entender que no podían estar sin él otro.

— Entonces si quiero.

  Ambos juntaron sus frentes con cariño, para que después él besara tus labios con gran delicadeza, como si fueras un cristal qu se rompería en cualquier momento.

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