Capitulo 4.

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Alex y Bell estaban cómodamente sentadas en la cama, cada uno en una esquina, en el cuarto del chico, Bell estaba terminando de hacer su parte del trabajo de idioma, Alex la observaba embobado,  el nunca vio posible esto entre ellos dos, parecía mentira todo lo que le estaba pasando. Bell levanto la cabeza hacia el, Alex le sonrió y ella se lo devolvió.

-¿Crees que los sueños se hacen realidad? – le pregunto, Bell lo pensó por un momento, miro lo que tenia en sus manos (la carpeta y la lapicera) y volvió su vista a el.

- Lo creo – el sonrió, pero ella solo cambio su vista a la pared detrás de el – igual que las pesadillas – el la miro por un momento, sin entender a lo que quería ir con eso. – Alex – lo llamo, ella seguía con su vista clavada en algo detrás de el – no te fíes de las personas que no conoces completamente – el no le entendía ya que ella en lo mas profundo de su ser se estaba abriendo, su hielo interno se estaba derritiendo como agua en el desierto, todo paso en un segundo, Bell parpadeo unas cuantas veces negó y volvió su mirada a el sonriéndole – pero no todo es malo – el la miro sin ninguna expresión, ella gateo sobre la cama acercándose, se arrodillo frente a el y lo miro a los ojos, ella pudo presenciar un brillo, pero eso era algo que no tenia que ver, serró sus ojos y subió su mano a su mejilla y la sobo. – me gustas mucho Alex – susurro frente a sus labios, el sonrió.

- Mírame Bell – ella apretó sus ojos con fuerza y de apoco los miro, el acaricio su mejilla con suavidad y lentitud, ella dejo caer su cara a su mano sin dejarle todo el peso, serró sus ojos con tranquilidad y los volvió a abrir.

- Te quiero Alex – sentencio perdida en otro punto en su cara que no eran sus ojos, pero el no se dio cuenta, el le volvió sonreír pero esta no era una sonrisa normal esta radiaba toda su felicidad. Todo lo que avía en su corazón, el la quería mucho mas de lo que ella pensaba, ella lo volvía loco y Bell lo sabia, pero ella tenia una meta y no era quedarse con el.

- Yo también te quiero – Alex se reacomodo para estar justo al nivel de su cara, ella lo miro a los ojos, todo dentro de ella estaba serrado con puertas blindadas, no se abría con nada, ella era de piedra, todo lo que en algún momento se abrió para revelar lo que ella pensaba lo avia vuelto a serrar para no creer lo que el le avía dicho. Ella le sonrió con su mejor sonrisa, solo para que se lo creyera, los dos se fundieron en un beso apasionado, su manos viajaban por todos lados, carisias de las mas tiernas que en algún momento alguien pudo dar viajaban por el cuerpo del otro, pero todo era falso.  

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