2.

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Alison.

Soy tonta.

Le mandé un par de mensajes a Kevin para decirle de verle hoy, pero claro no recordé que se había cambiado hasta de número.

Pensé que todo se había fastidiado, hasta que recordé que no se daría por vencido tan rápido.

Cogí lo básico; móvil, cartera, llaves, las metí en mi bolso y me fui hacia el paseo marítimo como ayer, llegando allí justo a la misma hora.

Empecé a caminar por el sitio y me paré justo en el punto en el que vi a Kevin, apoyado en la barra del paseo y mirándome de manera descarada, cuando nuestros ojos hicieron contacto él apartó la mirada.

Tarde Frost.

Fui caminando hacia él totalmente decidida, me miró con el ceño fruncido cuando vio que me acercaba a él.

-Hola. - Le miré seria y él me dedicó una leve sonrisa.

-Hola Alison. - Mi nombre tal y como le había dicho, empezamos bien.

-Te mandé un mensaje para ir a tomarnos un café y que me explicases qué cojones pasó, pero te cambiaste de número. - Dije con recelo.

-Ah si, si quieres te doy mi número nuevo. - Dijo rascándose la nuca.

-No hace falta, esta será la última vez que nos veamos a menos que nos encontremos o que te dignes a ver a Trevor al menos. No quiero volver a tener nada que ver contigo. - Su mirada se apagó un poco y yo casi me atraganto al decir esas palabras, pero sabía que era lo correcto.

Bastante daño me había hecho ya.

-Como veas. - Resopló y empezamos a andar, en silencio. Él miraba a la nada y a mí me daba miedo comenzar a hablar.

-¿Sabes cual es el Roice? - Pregunté en lo que pareció casi un susurro.

-Sí, vine el verano pasado. No te vi.

Ninguno nos mirábamos, supongo que por miedo. Mirábamos al frente y a mí me daba miedo mirarle, porque sé que podría volver a caer en sus encantos.

El sitio estaba a rebosar de gente, por lo que pedimos un par de cafés para llevar y nos fuimos a sentarnos a la playa.

-El verano pasado volví a casa. - Me mordí el labio inferior. Me estaba poniendo muy nerviosa.

-Ah.

Nos quedamos callados mirando al mar, yo observaba a un grupo de niños pequeño que estaba jugando con el barro, ojalá volver a esa edad y a esa vida sin complicaciones.

¿En qué momento decidí que crecer era bueno?

-Necesito explicaciones Kevin.

-No hay nada que explicar. - Dijo encogiéndose de hombros. Yo le miré incrédula.

-¿No?

-No.

-Mira Kevin si hay. Me encantaría saber qué cojones pasó, por qué te fuiste sin decirme una puta mierda. Por qué cojones me dejaste tirada después de haberme dicho todas esas mierdas aquella tarde en el acantilado. - Me miró a los ojos, clavando esos preciosos ojos azules sobre los míos.

-Todo lo que te dije era verdad. - Me levanté de sopetón..

-No lo era Kevin, todas esas mierdas no eran más que palabras, las palabras se las lleva el viento. - Dejó de mirarme y clavó su vista en el mar. - Lloré toda la jodida noche Kevin, me hiciste mucho daño.

-Lo siento. - Murmuró.

-Un lo siento no arregla nada.

-¿Y qué hago?

-¡Explicarme por qué cojones te fuiste!

-¡Tenía que hacerlo joder!, fue por mi madre.

-¿Qué? - Sus ojos volvieron a los míos, pero tras un par de segundos se posicionaron de nuevo mirando al mar.

-¿Te acuerdas el día antes de la cita? Te dije que no podía ir a tu casa porque tenía que preparar unas cosas. - Claro que me acordaba, ese día estaba muy feliz porque pensé que era una sorpresa para mí, que imbécil que fui. - El día de antes mi madre me dijo que nos teníamos que ir, le habían ofrecido un trabajo en otra ciudad y que teníamos que irnos de allí el día siguiente.

-¿Y no pudiste avisarme? - Me fulminó con la mirada.

-Déjame terminar.

-Perdón.

-Le dije que ahora que había encontrado a amigos de verdad y que te tenía aquí, que no pensaba irme. Ella me dijo que no había opción y que necesitábamos irnos, le supliqué durante toda la tarde del viernes y por eso apenas hablamos ese día.

-Tendrías que habérmelo dicho. - Dije con los brazos cruzados, sus ojos me volvieron a fulminar.

-Déjame hablar coño.

-Lo siento.

-Esa noche, la del sábado. Yo, no podía ir a verte, estaba ya en Chicago. - Wow, siempre me había gustado Chicago. - Pero me sentí como una puta mierda.

Un par de lágrimas salieron de mis mejillas, él se dio cuenta y se levantó, rodeándome con sus fuertes brazos.

-Te llamé. - Le susurré, él se apartó a mirarme.

-Lo sé. - No era capaz de mirarme a los ojos.

-Te llamé una y otra vez y no me lo cogiste joder. - Puse mis manos en su pecho y lo aparté de mí. - He intentado odiarte Kevin, he intentado odiarte con cada parte de mi ser pero no he sido capaz. Me hiciste daño, cogiste mi puto corazón y lo hiciste pedazos y yo aún así te quiero coño, así que imagínate cuanto te quise para que aún habiendo hecho mierda mi corazón, no sea capaz de odiarte.

la última cita [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora