3.

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Alison.

Podía ver el dolor reflejado en sus ojos, la manera en la que miraba al frente sin sonreír. Me dolía verle así. Me sequé una lágrima que rodaba por mi mejilla y me abracé a mí misma.

-Fui un idiota Alison, debí haberte avisado de que me tenía que ir pero no quería tenerte atada a una relación a distancia.

-Tenías coche, y hay trenes a Chicago. Podríamos habernos turnado para vernos, podría haber funcionado. - Intentaba contener las lágrimas pero era inevitable.

-No quise hacerte daño.

-Lo hiciste, y mucho.

Me miró por primera vez a los ojos desde hacía ya un rato, y justo en el momento en el que sus ojos conectaron con los míos, vi una lágrima rodar por su mejilla. Se la apartó corriendo y miró hacia sus pies, como un niño al que acababan de regañar.

-Fuiste muy egoísta Kevin. Creía que te había pasado algo, fui andando hasta tu puta casa y vi que no había nada. Me tuve que dar cuenta por mis propios medios que te habías ido y aún así te esperé, te esperé tanto tiempo que cuando la realidad me golpeó no pude con ella. Te habías ido.

-Lo siento.

-Déjalo, ya está hecho. - Me volví a secar las lágrimas y le miré, estaba mirando hacia abajo pero podía notar como su pecho subía y bajaba de manera irregular. Me dolía demasiado verlo así y me odiaba por ello.

-¿Sigues sintiendo algo por mí?

-¿A qué viene esa pregunta? Han pasado 3 años.

Estaba confusa, se supone que tendría que odiarlo pero no lo hacía. Solo tengo muy claro que no volvería a pasar por lo que pasé hace 3 años.

-No. - Dije mirándome los pies.

-¿Y por qué sigues llevando el collar? - Llevé mi mano a él y lo acaricié.

-Me gusta, aunque el que me lo regaló es medio gilipollas. - Le escuché soltar una pequeña carcajada.

-Dime por qué lo llevas si no sientes nada.

-No siento nada Kevin, han pasado 3 años y estoy conociendo a alguien. - Su mandíbula se tensó, dejó de mirarme y se puso a mirar hacia la derecha.

-¿Cómo que estás conociendo a alguien?

-Kevin, 3 años son mucho, era lo más normal. - Sonrió débilmente. - Tú no llevas la pulsera. - Me atreví a decir, temiendo su respuesta.

-No la llevo por una razón muy sencilla, me dolía mucho recordarte y cada vez que la veía pues me recordaba a todo lo nuestro. Por favor Alison, dame otra oportunidad, arreglaré todo lo prometo.

Sus ojos me miraban directamente, lo único que expresaban era dolor y a mí se me formó un nudo en la garganta.

-No podemos, me hiciste mucho daño.

-Pero yo te quiero joder, y tú a mí también. - Respiré hondo y acuné su cara entre mis manos.

-A veces el amor no es suficiente y lo sabes. - Le sequé un par de lágrimas y dejé un beso en su mejilla.

-Bien. - Le escuché decir entre dientes. - Yo no creo que sea capaz de tenerte solo como amiga así que. - Extendió su mano hacia mí. - Ha sido un placer formar parte de tu vida Alison, espero que te vaya genial con ese nuevo chico y que te haga tan feliz como yo quise hacerlo.

Dejó un beso en mi frente y se fue, la gente de la playa nos miraba. Es que esta escena era digna de película dramática vamos.

Empecé a andar en sentido a mi casa, pero mi torpeza y el hecho de que miraba al suelo como una idiota hizo que me chocase con alguien, ese olor se hizo muy familiar. Sonreí al instante.

-Hola rubia. - Dijo Troy, dejando un pequeño beso en mi mejilla.

-Hola Troy. - Mi voz sonaba apagada, y él pareció darse cuenta ya que me miró con el ceño fruncido.

-¿Estás bien? - Negué con la cabeza y él me agarró la barbilla, levantando mi cabeza y obligándole a mirarle. - ¿Qué ha pasado?

-Kevin está aquí. - Su cara de preocupación creció, dándome a entender que lo hacía por miedo a que me fuese con Kevin o porque me derrumbase en cualquier momento.

-¿Qué te ha dicho? - Le abracé y él descansó su barbilla en mi cabeza, dejó un beso en mi coronilla y suspiró. - Sabes que puedes contarme lo que sea.

-¿Podemos ir a casa? - Le pregunté, él asintió y pasó un brazo por mis hombros.

-Pequeña. - Dijo frenando casi antes de echar a andar. - Sabes que si te hace algo lo mataré, no dudaré un segundo.

Sonreí débilmente y dejé un beso en su mejilla, él me revolvió un poco el pelo.

-No hace falta, lo he puesto en su sitio. - Él soltó una sonora carcajada, echando su cabeza hacia atrás y mostrando sus perfectos dientes.

-Así me gusta rubia, que demuestres quién manda. Espero que no tenga que preocuparme.

-Claro que no tonto.

Me dio un beso en la frente y empezamos a andar hacia mi apartamento.

la última cita [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora