O n c e

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-Hey cariño.- Movió suavemente el cuerpo de su novio, quien sólo suspiró en respuesta.- Joaquín, vamos, llegaremos tarde a la cita con el médico.

-Pero ya me siento mejor.- Murmuró entre sueños Joaquín.

-No creas que no escucho cuando en las noches te levantas y vas a robar comida del refrigerador, y a la media hora estás en el baño.- Rodó los ojos, Joaquín se quejó y abrió los ojos.

-Se me antojó un pastel de chocolate con jugo de mandarina.- Lamió sus labios.

-Primero iremos al médico.- Dijo sin cambiar de opinión. Joaquín hizo una mueca, y le sacó la lengua infantilmente.

-Aburrido.- Se levantó perezosamente de la cama.

-No te quejes, sabremos qué es lo que está mal contigo.- Sonrió, tomando la ropa del moreno para estirársela.- Y tal vez nos den pastillas para desparasitación, te ves gordo.- Joaquín miró ofendido al castaño.

-Ya no haces bien tu trabajo.- Encogió sus hombros.- Te cansas tan rápido que sólo me follas una vez a la semana.- Rió.

-Eso no es cierto.- Lo apuntó, sintiéndose ofendido.

-Pruébalo.- Guiñó un ojo y caminó al baño.

***

-No te duermas.- Movió su brazo con fuerza para que el moreno abriera sus ojos.

-Me siento cansado.- Hizo una mueca.

-Ya vamos a pasar.- Prometió por quinta vez Emilio.

-No te creo.- Bostezó.

-¿Joaquín Bondoni?- Emilio rió, el castaño rodó los ojos. Se levantaron y caminaron al consultorio.

-Buenos días.- Saludó el médico y señaló las sillas frente al escritorio.- Bien ¿Quién viene a consulta?

-Él.- Respondió Joaquín, señalando al Rizado.

-Mentira es él, y como sé que no dirá sus síntomas aquí estoy yo.- El médico rio, asintió.- Desde hace tres semanas que se siente mal, ha estado vomitando, ayer tuvo mareos todo el día y dice que se siente cansado, además de que ha engordado.- Joaquín cruzó sus brazos, hacía pucheros.

-¿Eso es cierto... Joaquín?- El moreno tragó saliva, sorbió su nariz, Emilio se preocupaba mucho por él.

-Sí.- Susurró.

-¿Algún otro síntoma?- Joaquín negó con la cabeza, no le diría que tenía muchas ganas de llorar.- Eh, de acuerdo... Sube a la camilla.- El Castaño suspiró y lo hizo, siguió las órdenes del médico.- Me dirás dónde hay dolor.- Y comenzó a apretar, mientras preguntaba si dolía, Joaquín negaba, hasta que llegó al vientre, donde apretó.

-Ahí.- Se quejó, el médico asintió.

-No estoy seguro del diagnóstico que voy a dar, pero los síntomas me llevan a esa conclusión.- Parece haber un embarazo, y para confirmar necesitaré una ecografía abdominal.

-¿Qué?- Miró a Emilio , no podía ser cierto.

¿Él, embarazado?

Get Low- EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora