Get Low- Emiliaco

Q u i n c e

- Y bien chicos ¿Por qué tan callados?- Preguntó Niurka, había estado platicando con Elizabeth un buen rato, y precisamente se dio cuenta que los chicos se daban miradas cómplices y permanecían callados, tan sólo comiendo lo que habían preparado.

-Eh.- Joaquín carraspeó.- Sí, Emilio quiere decirles algo.- Dijo rápido, el castaño se atragantó con la comida.

-¿Yo?- Preguntó Emilio, sin dejar de mirar al moreno.

-Sí, tú querías hablar con nuestras Madres.- Joaquín apretó los labios, el Rizado suspiró y tomó unos huevos hervidos que se encontraban frente a él.- Ten, los necesitas.- Los mayores rieron, Emilio se sonrojó.

-Eh, no sé por dónde comenzar, esto es complicado y...- Dio un respiro, apretó el cubierto que mantenía al rededor de su puño.- Serán abuelas.- Joaquín rodó los ojos, así que esa fue la manera sutil que prometió, que asombro.

Los mayores los miraban sorprendidos y confundidos, Joaquín tomó el sobre con las ecografías y se las extendió.

-Wow.- Murmuró Elizabeth.

-Por dos.- Le siguió Niurka.

-Por tres.

-Por cuatro.- Terminó Romina y renata.

-Bueno, pensé que iban a explotar contra nosotros.- Dijo confundido Joaquín .

-Ya están lo bastante mayores para saber que cuando se coger sin condón hay de dos.- Habló Niurka.- Una de dos o agarras una ETS o bienvenida bendición.

-Así que, felicitaciones chicos.- Sonrió Elizabeth.

Joaquín encogió los hombros mirando a Elizabeth, quien aún estaba nervioso, a pesar del positivismo de sus Madres.

...

Habían pasado dos horas, sus padres se marcharon hace unos minutos. Sus madres les habían ayudado a lavar los trastes usados y a arreglar un poco el departamento.

Emilio estaba preparando el baño, se daría una ducha, había dejado al Castaño en la cama, parecía cansado, así que no se molestó en invitarlo, sabiendo que harían más que bañarse.

Despojó su cuerpo de la ropa que llevaba, quedando completamente desnudo, se metió a la lluvia artificial.

-¿Así que no soy invitado?- Se sobresaltó un poco, pero se relajó sabiendo que era Joaquín.

-Te mirabas cansado.- El moreno bufó.

-El cansancio no existe si me vas a follar contra la pared.- Se metió junto al castaño quien suspiró, sonrió con cariño mirando el vientre hinchado.

-¿Lo quieres?- Preguntó en un susurro, sus manos se dirigieron a la espalda baja del moreno.

Joaquín suspiró, gimió por los toques que proporcionaba Emilio a su cuerpo.

-Lo necesito.- Ronroneó.- Fóllame, Mailo.