Jealousy

One shot(Part.II)

Mis ojos dudan en abrirse, pero no lo resisto cuando la claridad que emite el amanecer choca con mi vista. Las ventanas transparentes y grandes muestran el horizonte que se observa, el mar se ve calmado, tranquilo y pasivo como mismo se encuentra San en este momento. Nuestros cuerpos desnudos no se han separado desde que decidimos dormir, su brazo se apropia de mi cintura, rodeándola con fuerza, me giro lo suficiente para poder observarlo. Su perfil hermoso me recibe, se ve tan inocente, ni pensar que este bebé grande esconde un semental en su interior. Trato de abandonar la cama sin despertarlo, me dirijo a la cocina.

Me encuentro famélica, y estoy que segura que San también lo estará cuando se despierte. Me desplazo por el lugar con facilidad, las puertas que dan salida a la parte trasera de la casa, me muestran la playa, amo este sitio. Además de que también tiene como ventaja, que puedes andar sin ningún pedazo de tela que te cubra y nadie te verá. Cuando camino para buscar los ingredientes del desayuno, mi entrepierna duele, sonrío. Ayer lo hicimos tres veces más, mis orgasmos se superaron en cantidad, un San exigente, poderoso, y a pesar de todo, cariñoso, me complacía sin parar. Fue una buena primera noche, debo decirlo, y eso sólo fue el preámbulo de nuestra luna de miel.

Vuelvo a la habitación con la bandeja ocupada por el desayuno, mi bello esposo sigue durmiendo. Dejo la bandeja en la mesita de al lado de la cama, y retiro la sábana que cubre su cuerpo. Me posiciono encima de él regando besitos por su pecho aún desnudo. Se queja ronroneando de forma baja, cubre sus ojos con su antebrazo y su otra mano viaja a mi cintura.

- Buenos días a ti también, bello durmiente - digo sonriendo, planto un beso en sus labios y agarro la bandeja, colocándola en su abdomen.

- Vamos dormilón, debes comer - vuelvo a hablar al ver que mi hombre no da señales de vida. Insisto en que despierte, debido a que no come nada desde ayer en la fiesta, debe alimentarse después de haber gastado tanta energía.
- Lo haré si me alimentas tú - ruedo mis ojos ante su actitud de niñato, creo que entre los dos nos encargamos de mimarnos.

Agarro el tenedor y llevo varios trocitos de panqueques relleno con nutella a su boca, su sonido de satisfacción me dice que le gusta lo que preparé. Vuelvo a repetir el proceso, amo los sonidos que emite San, es un niño pequeño. Él toma la bandeja y la coloca de nuevo en la mesita, levanta su torso hasta llegar a mi rostro. Toma mis piernas entre sus manos obligándome a envolver su cintura, rodeo su cuello con mis brazos quedando mucho más cerca de su cuerpo.

- Primer día de casados - dice acariciando toda mi espalda con sus manos - ¿Cómo se siente señorita Choi? - me mira esperando mi respuesta, antes de contestar uno las puntas de nuestras narices. Muevo mi cabeza de un lado a otro provocando que se rocen entre ellas, muerdo su nariz con cariño, me encanta hacer eso.

- Me siento como la mujer más afortunada y feliz de todo el mundo - expreso sin romper el contacto visual, sus dedos aprietan mis curvas, se acerca a mi boca y me besa con suavidad.
- Es bueno saberlo........porque yo también, me siento el hombre más afortunado y suertudo del mundo. Soy feliz de tener a la mujer que amo a mi lado - hace un poco de fuerza para hacerme quedar debajo de él, mi espalda acaricia la suave tela de la sábana.

San comienza a apoderarse de mis labios e imparte caricias por todo mi cuerpo, su erección hace acto de presencia, rozando justamente en mi entrada. No me quedo atrás cuando paseo mis manos por sus brazos, hombros y espalda, mis piernas se enredan justamente debajo de su trasero atrayéndolo más hacia mí. Sé que quiere hacer el amor y estoy dispuesta, pero algo me dice que él se está aguantando las ganas, no quiere lastimarme. Mi zona íntima se encuentra algo maltratada, y con lo incontrolable que somos, de seguro terminaremos teniendo sexo duro. Se recuesta a mi lado boca arriba dejándome claro que dejará descansar mi vagina, no desaprovecho la oportunidad y me vuelvo a colocar encima de él.