23| Despertar

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SOPHIE CASPER
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Podía sentir una voz a lo lejos. Sentía como si estuviera en otra dimensión. Había susurros por todas partes. Una de esas voces logro captar mi atención, la voz de mi padre, diciéndome que aun no era mi momento, que aún faltaba tiempo.

"Cuida a tu hermana" fue una de las cosas que más repitió.

"Mueve tus dedos" dicho esto, desapareció esa bella voz que solía cantarme de niña, todas las noches en las que la oscuridad invadía mi mente.

Intenté mover los dedos de mi mano, al parecer lo logré, aunque no soy capaz de notar si estoy obteniendo resultado alguno.

Abrí mis ojos lentamente, no quería hacerlo, quería quedarme con papá aquí, era un lugar maravilloso, lleno de paz.

Levante poco a poco mi cabeza desde la camilla, provocando que mi zona lastimada comenzara a palpitar del dolor.

Estaba en un hospital.

¿El plan había funcionado? ¿Por qué tenía tanto calor?

¿Papá dónde estás? ¿Por qué no puedo verte más?

Lagrimas cayeron por mis mejillas al saber que no volvería a verlo nunca más, un mundo gigante nos dividía, de hecho, algo mucho más inmenso que eso.

La vida y la muerte.

Me sentía tan cansada, quería cerrar los ojos y no despertar más. Comencé a recordar lo de la fiesta, los golpes de Christopher, los gritos a mi alrededor, cuando Madi se enteró de toda la verdad y que le habíamos estado mintiendo todo este tiempo.

Cuando el apuñaló a Reed.

Mis latidos comenzaron a acelerarse al igual que mi respiración, el aire dejó de ir a mis pulmones, con la cosa que tenía alrededor de mi nariz y mi boca estaba comenzando a asfixiarme, pero tampoco tenia fuerza suficiente como para quitármelo.

En los bordes de la camilla podía observar un botón rojo. Así que estiré mi dedo lo mas que pude hasta sentir en contacto con este, lo presioné y una alarma invadió mis oídos.

El sonido era desesperante y yo estaba completamente desesperada, mi aire se acababa, mis ojos habían comenzado a cerrarse.

Y lo ultimo que alcance a ver fue a los médicos entrando con prisa a la habitación.

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Abrí mis ojos asustada por todo el aire que estaba aspirando en estos momentos, ya no tenia nada en mi boca. Las intravenosas cubrían mis brazos y el dolor era diminuto.

Observé a mi alrededor y todo continuaba como antes.

¿Qué me había ocurrido?

Desvié mi mirada hasta la ventana que al parecer llevaba al pasillo.

Una persona vestida de negro se encontraba allí, tuve que achinar mis ojos debido a que no veía con claridad, y lo primero que logré captar fue un tatuaje en el cuello.

Reconocía eso, reconocía cada detalle de la forma de su silueta.

Mi pulso comenzó a acelerarse tras unos minutos observándolo, en el momento exacto en el que descubrí de quien se trataba, las náuseas subieron hasta mi garganta.

La persona desapareció, corriendo hasta la puerta y entrando a la habitación.

—Sophie.

Eso fue mas que suficiente, escuchar su voz provocó que me sentara en la camilla con rapidez, ladee mi cabeza, para observar el suelo porque definitivamente iba a vomitar.

REPROBADA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora