Capítulo 1

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¡No se intenta romantizar ni aludir ninguno de los actos que se nombran en esta historia!

El ruido de los motores se escuchaba desde las afueras de aquél garaje, las herramientas chocando con la instrumentaría de los vehículos y el gentío que cruzaba por la amplia entrada del lugar

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El ruido de los motores se escuchaba desde las afueras de aquél garaje, las herramientas chocando con la instrumentaría de los vehículos y el gentío que cruzaba por la amplia entrada del lugar. El polvo era en demasía en aquél sitio mientras varios coches yacían aparcados en el gris pavimento. Las manos del menor lucían negras debido a la suciedad que acumulaba el interior de aquellos automóviles mientras el rubio que le acompañaba soltaba incredulidades a oídos de este.

—¿Es que usted se volvió loco? —Exclamó el castaño anonadado, su amigo solo rodó los ojos ante la desmesurada reacción. Definitivamente aquél muchacho había perdido sus cabales.

—Fresco. —Reclamó el contrario, alzando sus manos en un intento de tranquilizarlo mientras alargaba ciertas vocales. —Tampoco es para tanto.

Claro, porque al rubio no le parecía gran cosa el quererse enredar con personas como lo eran los narcos. Aquél chico a veces podía ser tan ligero ante esos temas, como si no le importase meterse en asuntos tan oscuros solo por el placer de una vida sin dificultades económicas. No era de mucha sorpresa, teniendo en cuenta que vivían en los suburbios de Gyeongju y todo aquello era quizás, demasiado común. Pero de ahí a que su amigo perdiese la cabeza, había una gran línea de diferencia.

—¿Cómo que tranquilo, Jimin? —Bufó limpiándose rastos de aceite de la cara, terminando por mancharse más de la cuenta. —No cuentes conmigo para eso.

—Solo imagínalo. —Insistió, sentándose en una silla cercana con una sonrisa boba. ¿Por qué tenía que tener un amigo tan menso? —Duros, dinero, regalos... ¡Taehyung! Es lo que siempre imaginé.

Si, porque a Jimin le gustaba las cosas fáciles en cambio a Taehyung, le gustaba el trabajo duro y honrado. Se habían sacado el bachiller a penas hacía varios meses y el menor de ambos ya planeaba su futuro en alguna Universidad de Seúl, estudiando diseño gráfico como siempre lo había soñado. ¿Jimin? Él solo quería vivir la vida. De fiesta en fiesta, dinero fácil y hombres apuestos.

No le culpaba, eran jóvenes, a penas tenían los dieciocho años recién cumplidos y era común que chicos como ellos quisieran pasar día y noche en la calle, disfrutando sin pensar demasiado en las cosas. No es que a Kim no le gustara, simplemente, si se interesaba por ganarse un futuro como era debido. Trabajar, estudiar y quedarse en casa para poder descansar con tranquilidad.

—¿Pero qué te pasa? ¿A caso piensas vivir a manos de un hombre? —Dijo sin darle mucha importancia, tomando una llave inglesa de entre todo el reblujo de herramientas acumulado.

—¿Por qué no? Los estudios no son para mi, Tae. —Echó su cabeza para atrás y suspiró sonoro. El contrario frunció su ceño ante la confesión. —Prefiero que un hombre hecho y derecho me mantenga.

Prepago; kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora