Capítulo 5

23 2 0
                                    

Javier está mirándole, esperando lo que va a decir. Son interminables segundos de angustia para David.

Se acerca hasta él, ahora que lo ve bien… Sí, parece un modelo.

Dudas y más dudas, David no creyó que iba a ser directo en tan poco tiempo. ¿Estará haciendo mal? ¿Debería esperar más tiempo? Pero está ahí. Una perfecta oportunidad. Pero aun así… duda.

— ¿David?

—Javier… — toma aire, está nervioso. —Me…

En ese momento, alguien toca la puerta ¡Debe estar bromeando! Quería escucharle, quería saber que le iba a decir. David se dirige a abrir la puerta totalmente nervioso y confundido. Entra una señora con bolsas bastante pesadas.

—Oh vaya, no sabía que tenías visita. — dice la recién llegada.

Javier contempla a aquella señora, tiene una sonrisa muy linda. Y tiene el cabello rubio, igual que David.

—Pensé que llegarías más tarde.

— ¿Acaso no me extrañaste? — le dice mientras le agarra de las mejillas a David y las aprieta delicadamente.

—Mamá, ya deja de hacer eso. — replica enojado.

Su madre le está haciendo pasar vergüenza frente a Javier. Pero a este, le parece una imagen muy tierna ver a la mamá de David tratándole como un bebé.

—Oh, mucho gusto. ¿Tú eres…?— se dirige hacia él

—Javier, igualmente es un gusto conocerla. — se acerca y le da un beso en la mejilla y le muestra una agradable sonrisa. Aquella señora emana un aura de tranquilidad y le agrada. Especialmente por cómo trata a David.

—Ay, que chico tan educado. — mira a su hijo mientras le acaricia el cabello a Javier. — Deberías aprender de él.

—Ya empezamos…

Muchas veces su madre le ha dicho lo mismo. Si no le quiere a él ¡Entonces que adopte a alguien!

—Bueno, yo ya me iba a retirar. — Javier agarra su mochila y se acerca a la puerta.

— ¿Qué? No, no. No lo permitiré.

—Mamá…

—Si ya almorzaste ¿No quisieras comer postre?

—Mamá…

—Tú, no me interrumpas. — dice mirándole a David — ¿Y? ¿Qué dices, Javier?

—Bueno… — Javier mira de reojo a David, esperando una afirmación de él. Se cruzan sus miradas y David solo asiente, sigue sonrojado… — espero no ser mucha molestia.

—Claro que no. Ve, ponte cómodo. Ahora traigo el postre.

La señora se dirige a la cocina. Está emocionada de que su hijo haya traído un amigo como él. Siempre trae a chicos que tienen actitudes desagradables. En cambio, Javier le parece un buen chico.

Después de unos minutos, están sentados en la mesa. Cada uno comiendo una rica tarta de chocolate.

— ¡Te lo dije! — da un ligero salto en su asiento. —Te dije que esa maqueta te iba a servir algún día. Vamos, paga la apuesta.

— ¿Qué? ¡No apostamos nada!

— ¡Que sí! Deberías empezar a hacerme caso más seguido. Y si apostamos, te aseguro que podría ganar más que el premio de la lotería.

Javier no puede contener la risa. No parecen madre e hijo. Pero le agrada ver como discuten de manera infantil.

Pasan varios minutos comiendo el pastel, conversando, riendo, mirando las fotos de David cuando era un niñito. Mientras David sigue pensando en lo que pasó antes de que su madre llegara. Javier mira el color del cielo. Se le ha hecho tarde…

—Bueno. Creo que ya me debo ir.

—Claro… cuídate. — David no sabe cómo despedirse. Así que extiende la mano. Una despedida formal.

Su madre sale corriendo de la cocina para despedirse de él.

—Puedes venir el día que quieras. Eres bienvenido.

—Claro que sí. Cuídese… Este… — No le ha preguntado el nombre en todo el rato. Con decirle “Sra. Rivera” se conforma, pero le ha caído muy bien.

—Llámame Doris. — le dice con una gran sonrisa.

—Claro — le devuelve la sonrisa. —Hasta luego Sra. Doris.

Javier abre la puerta y con una última sonrisa se despide. David se siente incómodo. Va a ser peor hablar con él otro día. Todo por su madre…

Javier camina algo preocupado mientras se aleja del departamento. Se supone que hoy le diría, pero todavía le falta ganarse su confianza. Aunque David estaba a punto de revelarle un secreto ¿Qué le habrá querido decir?

David ve a Javier alejándose y cierra la puerta. Su madre no tiene remedio.

— ¿Doris? ¿Acaso te crees el pez que aparece en Nemo? — sonríe de medio lado mirando a su madre.

— ¿Qué tiene de malo? Es más corto.

Su madre, cuando no… cambiando de nombre. Sabe perfectamente que su nombre no le gusta, aunque no sabe el motivo. No le toma importancia. Pero aquel motivo, podría cambiar su vida dentro de unos días.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 14, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Propuesta de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora