Capítulo 18

271 42 7
                                    

Los meses pasaron rápido y la verdad es que Jimin no se separó en ningún momento del mayor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los meses pasaron rápido y la verdad es que Jimin no se separó en ningún momento del mayor. Lo cuidaba con su vida, aunque Hoseok le decía que ya estaba mejor.

— Si tan bien estás, ¿por qué sigues con ese bastón? —se cruzó de brazos.

— Porque el doctor dijo que no debía cargarle tanto peso a la rodilla para que pudiese sanar mejor. Sigo en reposo y lo sabes. —le sacó la lengua.

— Con más razón, aquí me tienes para ayudarte y no darle más peso a tu rodilla, imbécil. —respondió.

Hoseok sólo quería bajar las escaleras por sus propios medios. Se sentía inútil y Jimin lo trataba como un maldito bebé.

— ¿Me acompañarás a ver a Jonas o qué? —le preguntó, mirándolo con ojitos brillantes.

— Jonas esto, Jonas lo otro, Jonas es el mejor... —rodó los ojos— ¿Por qué no sales con él?

There he goes, there he goes again... —cantó— Eres insoportable, si no quieres ir quédate aquí.

— ¿Y dejarte a solas con él? Ni loco.

— ¿Sabes qué? Mejor ni vayas. —lo miró mal— Me tienes harto tú y tus celos de rengo. Es más, luces como un completo idiota diciéndome eso. —se cruzó de brazos— Estamos hablando de un hombre casado, con una hija que es mi ahijada.

— Pero--

— Y casualmente soy amigo de Lilly también. —siguió— ¿Me crees capaz de meterme con alguien casado? O peor, ¿me crees capaz de engañarte?

— N-No, yo sólo--

— Nada. —negó— Voy a ir yo sólo, más rato vuelvo. —se dió media vuelta y comenzó a bajar las escaleras.

Dejó a Hoseok detrás, quien le dió un puñetazo a la pared. Nuevamente, la había cagado y lo supo porque sus ojitos se habían cristalizado.

Ya en el auto, Jimin dejó escapar unas lágrimas y gritó de frustración. Le molestaba cuando los celos de Hoseok eran tan irracionales, y le jodía mucho más el hecho de que él se tomaba todo el tiempo del mundo para explicarle cómo eran las cosas. Pero no, allí iba él, siendo un jodido desconfiado y... ¡Mierda! Odiaba que se portará como un crío.

Estaba muy seguro de que Hoseok sería su primer y último hombre. No entendía por qué demonios él pensaba lo contrario y si quisiese engañarlo, ya lo habría hecho. Pretendientes no le faltaban, pero no eran Jung así que no tenía caso que lo intenten.

No sabía qué demonios quería.

Sin embargo, se relajó y condujo tranquilamente hasta la casa de su familia favorita. Adoraba pasar las tardes entre las galletas caseras de Lilliane y jugar con Rosie.

Jamás imaginó que podría haber hallado tan buenos amigos.

Por eso, cuando volvió a casa y tuvo que ver a Namjoon sentado en el sillón, conversando con Hoseok y Jungkook ni reparó en sus acciones.
— ¿Y éste qué hace aquí? —preguntó, mirándolo despectivamente. 

❥ SIRENS → [Hopemin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora