{siete}

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el fin de semana había sido literalmente tortura para michael, aunque nada diferente de lo que luke estaba sintiendo.

los dos se encontraban solos, sin el apoyo de las únicas personas que siempre habían estado ahí para ellos, y todo por la simple inmadurez de ambos y por simplemente no saber expresarse de la manera correcta.

siendo lunes, michael sabía que tenía que levantarse, dar clases y volver a su apartamento el cual probablemente se encontraría vacío, sin una cena hecha en casa o un cómodo par de brazos que lo recibiera en un tíbio abrazo.

sinceramente, él sabía que no debía sentirse triste, ya que era su propia desición hacer ese tipo de cosas con luke. michael sabía lo que hacía. sabía que habría consecuencias y estaba dispuesto a tomarlas.

luke simplemente era adictivo. el coqueteo, su suave cara, el rubio fleco que caía en su frente, su largo y raro cuerpo de adolescente en desarrollo; michael simplemente no podía tener suficiente, y sabía que no lo tendría por un tiempo más.

el pelirrojo no tenía idea de como serían las cosas con el estudiante esa mañana. ¿debería disculparme? ¿debería actuar como si nada hubiera pasado? mil y un preguntas rondaban por la cabeza de michael, ninguna pareciendo lo suficientemente buena.

por otro lado, la única y más conveniente excusa que luke encontró a las seis de la mañana fue fingir un dolor de cabeza para así evitar todos los problemas. él sabía que no era lo mas inteligente y que algún día tendría que volver a la escuela, pero el hecho de no tener amigos momentáneamente lo hacía entrar en pánico; no tener a calum y ashton a su lado significaba enfrentar a michael solo, y la idea hacia a luke sentirse enfermo de verdad.

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el día había pasado inconvenientemente rápido y la clase de matemáticas había finalmente llegado para el grado de luke.

las manos de michael se encontraban sudando incontrolablemente, su corbata parecía ahorcarlo como una cuerda y cada alumno que entraba al aula parecía observar su extraño comportamiento.

momentos después de esperar a que todos ingresaran y tomaran sus asientos, michael rápidamente identificó a los mejores amigos de luke al fondo del aula, ambos mirando al profesor con todo el odio del mundo.

al no localizar a luke, michael supo que algo estaba mal y debía arreglarlo pronto, ya que las consecuencias podrían ser fatales para cada involucrado.

debido a la falta de interés y ganas, el profesor simplemente dejó a los alumnos completar unas páginas del libro, dejando a cada uno salir del aula después de que su trabajo estuviera completado.

el cerebro de michael estaba en todas partes; con alex, luke, su situación y las miradas sucias que calum le mandaba cada dos segundos. todo se estaba volviendo demasiado complicado. michael nunca había sido una persona la cual manejara sus problemas de una manera madura, él típicamente corría al bar y ahogaba todo en alcohol o incluso drogas, pero no había ocurrido de esa forma desde que alex entró en su vida.

una quieta voz sacó a michael de sus pensamientos, háciendolo tomar una gran bocanada de aire la cual no se dió cuenta que necesitaba,

"¿señor clifford, está todo bien?" ashton irwin, si bien el profesor recordaba, se encontraba frente a su escritorio, libro de matemáticas en mano y una expresión la cual generalmente mostraba preocupación.

"oh, si disculpa. ¿está tu trabajo terminado?" michael trató de sonar lo más calmado posible, ya que no necesitaba más problemas de los que tenía. él no se podía arriesgar a que un alumno lo reportara con el director por falta de atención.

teach me how to love / mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora