Carta 20

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Me siento distinto, más concentrado pero no menos afligido.

Hoy tu esencia rondó por estas moradas, tal parece que el título perdió el sentido.

Me gustaría saber ¿cómo estás?, Confesarte que te extraño aún y siempre pero aún me escuece más el reconocer que faltaste a tu palabra, una vez más.

¿Qué fueron de esas ilusiones, esas promesas pre-escritas?.

Sigo pisando firme apostando porque tu pelo aún huele igual, que tu cuello se sigue erizando del mismo modo y que aún tienes la costumbre de acabarte el último comestible del plato.

Recuerdo como si hubiese sido hace tan solo 8 años cuando nos conocimos, tu imagen quedó grabada en mi conciencia en aquel taxi y mi indistinguible aunque ortodoxa lengua creo estupor ante los espectadores.

Ese mismo alba nos juramos lealtad eterna, bajo las sombras de unas pantallas no fue hasta cuándo pinté tu suelo con mis huellas en que confirmamos lo que creímos haber sentido en ese taxi.

Pasaron muchas lunas, decenas y cientas, nuestro amor fue presa de nuestra pasión, nunca había estado tan dentro de nadie, me era imposible pensar en mí sin pensar en nosotros.

Tu inocencia tan absoluta y mi ignorancia tan atroz pero siempre mi mirabas con todo el amor que podía.

No fue hasta que una tarde yacía en mis 4 paredes, retorciéndome de una afección contaba con mis manos las horas que faltaban para acabar el día, te conté mis pena como de costumbre siempre tuviste que tolerar mi mal humor y mi terquedad para ser tan directo más para mi sorpresa un ángel tocó a mí puerta, un ángel que con miedo en los bolsillos fue fiel a su corazón y su credo se convirtió en mi modelo a seguir, nunca tuve la hombría ni las agallas de agradecerte tu sacrificio y tú voluntad, comparado a estas letras mi mayor esfuerzo es basura delante de tu extrafalario corazón, no fue hasta ese día que supe lo que era enamorarse de un alma.

Tu sonrisa quedó grabada en lo más profundo de mis memorias, a veces parecen tener vida propia ya que sin permiso empiezo a recordarlo.

Donde sea que estés que sepas que he vivido como un prófugo, huyendo del crimen que cometí.
Mis fantasmas me persiguen y me escupen a la conciencia el peor error de mi existencia.

Herir a un ángel.

No me preocupa no obtener perdón, me aterra reconocer que no pueda remediarlo.

Y es que mi luz era tan tenue y la tuya tan pura que he podido sobrevivir solo aferrándome a los restos que dejaste en mí.

Tus bendiciones eran reales.

Hoy una vez más vuelvo a pedirte perdón y corroborar que en aquellas mínimas noches donde puedo concebir el sueño, en ellos mismos re-encarno nuestro encuentro.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2021 ⏰

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