Capítulo 4 (Parte 1) + Anuncio

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Hace algo menos de una semana.

Pasaron horas antes de que volviese a oír pasos de nuevo. El silencio resultaba tan perturbador que el sonido del agua circulando por las cañerías volviera supuso un alivio para mí. Durante el corto espacio de tiempo en el que había estado allí había averiguado que era entonces, cuando el agua circulaba, cuando traían la comida para Mer y para mí.

Esta última aún no había regresado. Empezaba a preocuparme. Yo no había tardado tanto.

Descubrí que bajo la pared que conectaba la celda de Mer con la mía pasaba una tubería de agua caliente que volvía el suelo menos helado, y pasaba esos ratos allí.

Esta vez, sin embargo, vinieron a por mí, en vez de traer comida, o a Mer. Habría preferido cualquiera de las otras dos cosas.

Me mantuve callada todo el viaje, aunque no pude evitar buscar entre los rostros ocultos de los guardias a Castiel, aun sabiendo que era prácticamente imposible que él estuviera allí. Y eso me entristece, pues significa que los ángeles puros aún lo tienen, y que quizás esté cumpliendo un castigo por mi culpa. Y sí, me siento mal por todo lo que está pasando, incluso sabiendo que yo habría hecho lo mismo de haber estado en su lugar.

Los pasillos están completa e inhumanamente vacíos, y el único ruido que se escucha son los provenientes de la conversación entre los dos guardias, que resuena como eco en las altas paredes. Puedo caminar sin dificultad, una vez desaparecido el peso de la mayoría de las ataduras. Solo queda el cepo, pero no creo que consiga que me lo quiten. Todavía no, al menos.

Me sorprendo cuando pasamos frente a la sala donde me interrogaron ayer sin detenernos. Pensaba que harían algo parecido. Tal vez se hayan dado cuenta de que yo no sabía nada de todo esto. Igual me dejan marcharme de una vez. No sé adónde iría, si lo hicieran ahora mismo. Sin Castiel, Uriel, o algún conocido que pueda ayudarme estoy bastante perdida. Quizá pudiera ir a donde sea que hayan llevado a Bethany y Ainhoa. Las encontraría, y les explicaría todo, todo lo que ha pasado. Y quiero pensar que ellas me creerían, aunque ya no estoy completamente segura de ello. Es muy difícil confiar en alguien quien pertenece al bando contra el que estás luchando. No puedes ser amigo de tu enemigo. Me pregunto si ellas pensarán eso también.

Claro que para que todo eso pasase, antes deberían dejarme marchar.

Me mantengo o suficientemente cerca de los guardias como para oír de qué hablan, aunque ellos tratan de alejarse lo máximo posible de mí.

Bueno, llevo varios días sin poder si quiera tomar una ducha. La suciedad se me tiene que notar a kilómetros. Ahora mismo es algo que echo de menos por encima de casi todo. Incluso me conformaría con una ducha de agua fría, aunque odio sentir el frío en mi piel. Ya ni siquiera recordar cómo fue la última vez que tomé un baño. Aquí nunca hemos tenido tanto lujo como para permitirnos más de una ducha rápida caliente.

Lo que logro escuchar me sorprende: están hablando de volver a establecerse aquí. Parece que han conseguido una nueva forma de burlar a los ángeles oscuros. Entonces, si me dejan marchar ni siquiera tendría que irme de aquí.

También hablan de Mer, y descubro, horrorizada, que lo que dicen no es bueno. Han descubierto que es una traidora. No especifican de dónde viene la chica, ni para qué, o quiénes. Después de todo, yo tenía razón. Mer me mintió.

Y lo peor de todo, aunque dicen esto último susurrando, lo oigo igual; hablan de que le queda poco tiempo. No entiendo mucho de lo que dicen, pero sí lo suficiente como para saber que la chica ha hecho algo realmente malo. Dos días. Van a matarla en dos días.

La nueva información hace que mi corazón lata muy deprisa, avivado por el miedo. Tengo que avisarla. Como sea.

Los guardias continúan hablando, pero yo ya no me molesto en seguir escuchándolos. Mi cabeza bulle mientras digiere la nueva información.

Antes de que me dé cuenta, dejamos atrás el territorio de residencia del Refugio para adentrarnos en la zona reservada para el Periodo de Prueba. Me sorprende sentir como si algo de la inquietud desapareciese de pronto, como por arte de magia, y sonrío al saber la razón de ello: finalmente me acostumbré a estos corredores, a las grandes limitaciones de este sitio, a su poca luz y constante presión. Y me agrada saber que todo ello me ha hecho más fuerte. Y ahora, después de haber pasado por todo eso, deja de parecer tan impensable. Semanas atrás ni siquiera quería planteármelo. Es parecido a las primeras elecciones que tomamos. Muchas veces solemos simplemente aplazarlas, con excusas de tipo “Aún queda tiempo” o “Ya lo pensaré cuando sea mayor”, sin darnos cuenta de que de esa forma no se llega a ningún lado.

Atravesamos pasadizos que ya no me resultan desconocidos, sino que me aportan confianza. Subimos un par de pisos más, hasta detenernos frente a las puertas entreabiertas  de la sala de entrenamiento. Subiendo un poco más llegaríamos a la torre, a las estrechas escaleras que conducen al Observatorio.

La sala de entrenamiento está exactamente igual a la última vez que estuve aquí, y no entiendo que hacemos en este lugar hasta que veo la luz que sale del cuartito adyacente. En un principio recuerdo haber pensado que era donde guardaban las cosas que menos se utilizaban, e incluso las cosas de limpieza. No podía haber estado más equivocada.

Descubro mi gran error conforme nos acercamos. La habitación es mucho más amplia de lo que parecía a través de esa puerta escuchimizada. Y está repleta de objetos de dudoso aspecto.

Mis ojos se abren desmesuradamente cuando veo a Mer ahí dentro, sangrando en el suelo.

No es cuarto donde guardar los utensilios de limpieza, ni nada de eso.

Es una sala de torturas.

Bueno, supongo que os debo una disculpa. Son muchas las que se acumulan ya. Tengo muchos exámenes, y no estoy pasando por un buen momento. Quizá no os parezca suficiente, pero a mí todo eso me está afectando. Echo de menos escribir, y esta vez solo he podido daros este trocito tan pequeño de capítulo, porque no llego a más. Lo siento. En cuanto tenga tiempo volveré, y os daré algo más largo.

También quería agradeceros a todos los que me habéis votado durante la convocatoria de los premios. ¡Ángel Guardián ha ganado los Premios Watty en la categoría Ciencia-ficción, fantasía: en Ascenso! No podría estar más contenta. Muchas gracias a todos :)

De nuevo, pediros perdón y agradecer a todos por soportarme.

¡Un abrazo!

Ángel OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora