4. Sensaciones

803 65 10
                                    

Siempre le había gustado pelear con el insípido del cara rajada, pero los últimos días la rutina que tanto disfrutaba se había vuelto repetitiva a los extremos, las mismas ofensas de siempre, y la monotonía de sus agresiones agregaba cada vez más dificultad a molestarlo. Pero, sonrío de solo pensarlo, al parecer el niño de Dumbledore se había enamorado de ella. Y ahora los insultos ya habían pasado a un nuevo nivel de satisfacción. Su valentía por la que tanto se había caracterizado de esfumaba en cuanto aparecía la morena; empezaba a temblar de nerviosismo, una leve capa de sudor le cubría el rostro, evitaba el contacto visual y le fascinaba como tartamudeaba sin poder evitarlo. Debía de aceptar que le encantaba saber que ella lo ponía así de inquieto, pero, lo podía poner aún más inquieto.

Solo tenía que doblar el pasillo para llegar al salón, no había nadie, todo estaría bien.

-Hola Potter- Pansy entrelazo su brazo con el suyo sonriéndole- Vas a defensa ¿no? -

Harry paró en seco y se quitó bruscamente del agarre.

-Déjame en paz Parkinson-

- ¿Así es como actúas cuando estas con la chica que te gusta? -Le pasó sus finos dedos por su cabello haciéndole leves caricias que bailaban rumbo a su cuello sintiéndole estremecerse bajo de ellos- Muy mal Potter-

-Yo nunca... nunca intentaría algo contigo- trato de sonar confiado y seco pero el temblor involuntario de su voz ante las caricias lo delató, Pansy ensancho su sonrisa.

-Tienes razón, no tiene sentido que un asqueroso mestizo intente algo con una sangre pura, cuando es obvio que nunca me rebajaría a... esto- y con una mueca de repulsión desapareció.

Iba corriendo, al diablo si se veía ridículo o no, ya lo tenía bastante molesto, solo por una vez quiere llegar a su sala común sin encontrársela porque poco falta para que la ahorque con sus propias manos.

Lo empujaron contra la pared.

-Cara rajada- saludó moviendo sus pestañas coquetamente. Harry no supo en que momento tomó su corbata y al parecer lucia muy interesante porque empezó a jugar con ella, tampoco supo porque ese jugueteo lo ponía muy... muy intranquilo.

- ¿Qué es lo que quieres? –

-Uy, que mal genio, todavía de que me ignoras y me evitas me hablas así- tocó su mejilla y se acercó a él- Me has descuidado mucho últimamente ¿no? – fingió un gesto de tristeza

- ¿De qué demonios hablas? –

-Tú dímelo, apenas me ves y corres lejos de mí ¿qué te está pasando Potter? siempre estas tan pensativo, distante, no sé qué tanto pasa por tu mente-

-Solo pienso en...-miró sus labios, pero apenas la chica lo atrapó viéndola quitó la vista- lo normal, tareas, mis cosas, nada que te interese-

-Y dime Potter- lo jalo levemente de la corbata- entre todo eso que piensas ¿nunca se te ha ocurrido el cómo sería besarnos?

Tenía que ser un sueño.

-Ah... pues yo...-

-Porque yo sí- Harry se sentía a morir, su juicio jamás se flaqueo a ese extremo, sus mejillas se tornaron coloradas de la vergüenza, no podía mantener cerrados sus labios de la impresión, pensar en cualquier cosa se le hacía imposible- he pensado en eso todas las noches antes de dormir, y a veces siento tanto asco de imaginármelo que incluso tengo que ir al baño a vomitar.

La odiaba, la odiaba con todo su ser, si no le tomaba la mano en la biblioteca, le guiñaba el ojo en medio del gran comedor o le lanzaba un beso a media clase, y apenas conseguía una reacción de su parte se reía en su cara.

Era una desalmada, jugaba con sus emociones y se reía por eso, como si se alimentara de su sufrimiento. Y lo peor de todo es que él caía cada vez, lo hacía creer siempre en sus palabras, cada que lo tocaba como lo hacía le nublaba los pensamientos para luego endulzarle los oídos con mentiras que lo hacían caer y rendirse ante ella, parece que por más que intentara hacerle daño, separarse o simplemente ignorarla terminaría doblegándose.

Hoy se levantó desganado, sabiendo lo que le esperaba, sabiendo que lo humillaría, que sería un día horrible y él no podría hacer nada al respecto.

-100 puntos menos para Gryffindor-

Odiaba pociones, en serio odiaba pociones, ver la estúpida cara de Snape, que le quitara puntos hasta por respirar y tener que compartir clases con los Slytherin, con ella.

-Van a pasarse esta poción ¡Con cuidado de no tirarla! Sí, lo digo por usted señor Weasley-

Harry estaba esperando su turno cuando le llegó una nota "¿Qué diablos le hiciste a la poción? Huele igual de desagradable que tú". Que se vaya al diablo, porque al fin acabó con su paciencia, si de cualquier forma se burlaría de él podía tirar por la borda sus estúpidos mensajes pasivo agresivos. Era su turno de agarrar la pequeña botellita, la olió: flores y melaza. Tomó la nota y empezó a escribir "¡Yo no hice nada! Tú vaciaste tu perfume, esto huele a ti, dan ganas de vomitar" y la nota le volvió a llegar "Justo te iba a preguntar si llenaste esto de tu sudor, es casi tan repulsivo como tú".

- ¡Potter! Deje de molestar a su compañera, 50 puntos menos para Gryffindor- Harry arrugó la nota y la metió en su mochila- Bien, sin más interrupciones continuemos con la clase ¿Alguien podría decirme el nombre de la poción que acaban de ver y su función?

Hermione alzó rápidamente la mano, Snape la miró con desgana y trato de buscar a alguien más, pero ella era la única que quería contestar, empezó a agitar la mano para que le prestara atención, sin otra alternativa Snape le cedió la palabra.

-Se llama Amortentia es el filtro de amor más fuerte del mundo. Causa una poderosa obsesión en el bebedor y tiene un aroma diferente para cada uno que lo huela, recordándoles las cosas que más les atrae, incluso si esa persona no conoce la verdadera afición a dicho objeto-


Ojos negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora