¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eras rara, muy pero muy rara. O en realidad eras mala? Si. Es la palabra correcta
Eras mala
Recordaba las cosas que hacías, recordaba lo que me hacías. Pero igual seguía a tu lado.
-Es mejor que no te acerques a ella
-Es linda
-Es mala, está... loca
El primer me sentaron detrás tuyo, te giraste y me sonreíste diciendo.
-Hola Jeno, me llamo Soojin, ahora tenemos historia nos quedamos en la página 64.
La chica le habló mientras en su cara tenía una gran sonrisa, una sonrisa hermosa con un lindo labial rojo. Pero sus ojos, sus ojos se veían vacíos como si no sintiera nada.
Soojin le ayudó todo el día, y en transcurso del día pudo ver cosas destacadas de su persona. Cambiaba de humor realmente rápido, le encantaba el color rojo y tenía cosas inusuales entre sus pertenencias, además de que no le caía bien a ninguno de sus compañeros.
-Jeno, ¿Como es posible que estés con ella todo el tiempo?
Le había preguntado una de sus compañeras, hace dos semanas que estaba en la escuela y en ese momento Soojin no estaba con ella.
-Es agradable estar con ella, es linda.
-Es encerio? Es mala, no, está... loca
Al recitar la última palabra la chica pegó un pequeño salto y en su mirada se podía ver pánico y miedo.
-Oh! Hye, hace mucho que no hablábamos, que bueno que estés aquí
Soojin había aparecido por atrás de él y pasó uno de sus brazos por los hombros de la contraria y empezó a jugar con uno de sus mechones.
-Te verías realmente linda con el pelo corto
La verdad es que no entendia bien que es lo que estaba pasando
-Por favor, no me hagas nada
La contraria le estaba suplicando al borde de las lágrimas. Fue entonces cuando Soojin tomó bruscamente de su cara y se acercó a su oído, le susurró algo para después ver como las lágrimas salían a mares de los ojos de la chica, la cual apenas ya no sintió el tacto de la mayor se fue corriendo.
Realmente Jeno no entendia nada, menos cuando Soojin se paró a su lado empezando a reírse para luego enredar sus brazos para ir al salón.
