El rapto de Harry Potter
Draco Malfoy bebía una copa de vino, estaba arrepentido de haber contraído matrimonio, Astoria no dejaba de increpar y eso le molestaba. “No debí hacerle caso a mis padres”, pensaba. «Eso es lo que debes hacer, eres el futuro rey del mundo mágico» Eso le habían dicho sus padres, podía escuchar sus voces claramente, una y otra y otra vez. Suspiro. Él no se quería casar, él era un espíritu libre.
El gran Draco Malfoy, rey del mundo mágico solo podía casarse con la bruja más brillante y por supuesto sangre pura. Esa mujer era por supuesto Astoria. Astoria la adorable y sagas mujer, adorable pero solo para el pueblo, para él no lo era.
No había amor de su parte. Era una mujer brillante claramente y bella. En un inicio disfrutaba de las pláticas, los debates intelectuales pero después, el matrimonio había decaído. La culpa era de él por supuesto, pero eso no le importaba, sólo sabía que no la soportaba. El haber yacido con ella, eso la había enamorado, porque era la única explicación que encontraba, para sus arranques de celos. Pero él era omnipotente, y no le pertenecía a nadie solo a él mismo, y eso solo cuando estaba de buenas.
¿Cómo era posible que odiaras a quien en un principio estimabas? Esa pregunta rondaba su mente.
Se llenó otra copa. Tomó la copa con una mano y la movió con la maestría de quien ha sido criado para gobernar. El nunca se hubiera casado con alguien como Astoria, no, sí hubiera sido un mago común y corriente. De hecho tenía la certeza, él hubiera permanecido soltero.
Los placeres sexuales eran su perdición, y Astoria lo supo desde que su matrimonio fue arreglado. Sí algo tenía Draco Malfoy, era su honestidad. Honestidad, que le había conferido una gran cantidad de enemigos. Por eso era mayor su molestia, jamás le había endulzado el oído. Se llevó la copa a los labios delgados y rosados (que tantas veces había besado, otros de todas las formas y colores). Dió un trago en el cual se tomó todo el vino. El líquido recorrió su paladar y su garganta.
No era momento de emborracharse y enojarse, no le serviría de nada. Astoria era amada por todos y eliminarla le traería represalias. Además estaba el que aunque la odiara, no se creía capaz de matarla. Él no era un asesino.
Sonrió, ante el nombre que apareció, en su mente. “Harry Potter”. Se acercó a la mesa donde tenía la bola de cristal. Sus manos se posaron sobre ella y está cómo siempre respondió iluminandose y mostrándole a su joven príncipe.
Un joven de piel morena, cabello azabache alborotado y unos ojos tan verdes como la hierba fresca. El joven peleaba contra un rival blandiendo su espada y mostrando su habilidad de lucha. El sudor perlaba su frente, hizo un gesto con el brazo para quitarlo, haciendo que el cabello se moviera como una ola. Después siguió con su pelea, el rival que era un pelirrojo, más alto que no le daba tregua. Aprovechando la distracción para acertarle un golpe, que el azabache apenas pudo esquivar.
—Que sucio Ronald, pero ni aún así me ganarás.
—Eso lo quiero ver. —le reto el otro en tono amistoso y burlón.
@—Terminarás llorando. —dijo Harry alzando las cejas.
Chocaron las espadas y el azabache se echó para atrás, solo para después acertar en el pecho del contrincante. No lo traspasó por el contrario bajo la espada y alzó las cejas.
—Te lo dije. —Su sonrisa perfecta iluminó su rostro.
—Que gran hijo de Perra. —Respondió el pelirrojo pero no parecía molesto.
Draco se rió. Lo veía siempre a través de la bola de cristal y lo conocía, como nadie: en todas sus facetas. Era un Príncipe, para ser más preciso era el príncipe heredero al trono real. Hijo único de los Potter (Reyes del Londres Muggle) .
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El rapto de Harry [Drarry] |ONE-SHORT|
FanficDraco Malfoy a visto a un Muggle que le ha gustado así que se transforma en un Agila para raptarlo. "Te he raptado para que me ames". Basada en el relato "El rapto de Ganamedes" de la mitología griega.