Capítulo 2.

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 El timbre sonó y mire a Rubén para que abriera. Habíamos tenido solo veinte minutos para acomodar las cosas, bañarnos y hacer el desayuno para compartir con Alex, el cual acababa de entrar y se veía mal... muy mal.

-¿Estas bien?-pregunté preocupada mientras me levantaba del sofá.

 Cuando Alex me miro, sus ojos se llenaron de lágrimas y antes de que pudiera darme cuenta, estaba abrazándome; no solo sorprendiéndome a mi, sino que a Rubén también, quien observaba la escena desde el pequeño pasillo de la puerta.

 Mis brazos reaccionaron antes que mi cerebro, envolviéndose a su alrededor. Sentí sus lagrimas empapando la remera de Rubén que tenía puesta, pero poco me importo. Verlo así me había preocupado demasiado.

-Lo lamento.-dijo Alex separándose de mi lentamente, escondiendo su cara detrás de sus manos, tratando de que no lo veamos llorar.

-¿Por qué pides perdón? Sabes que mi hombro siempre va a estar para tus lagrimas.-trate de bromear, sin embargo era cierto lo que estaba diciéndole.

 Alex intento sonreír, pero nunca llegó a sus ojos, los cuales estaban súper hinchados y rojos.

-¿Estuviste llorando toda la noche?-no pude evitar preguntar.

 Mi amigo asintió y miro hacia abajo.

-Yo... creo que la cagué con Vanesa.-admitió jugando con sus dedos.

 Mire a Rubius, quien se encontraba detrás de Alex mirándome. Era extraño como nos podíamos comunicar unicamente con nuestros ojos, sin necesidad de decir palabras.

-Ven, siéntate y respira, primero desayunemos, ¿qué quieres tomar? ¿Agua, café... té?-Rubén tomó a nuestro amigo por los hombros y lo guió hacia una de las sillas.

-Em... estoy bien con agua.-murmuró Alex y se sentó.

 Aproveche el momento para ir en búsqueda de mi celular, necesitaba mandarle un mensaje a Vanesa para ver como se encontraba ella. Luego de teclear rápidamente la pregunta, decidí llevar el teléfono conmigo; sabía que mi prima no respondería de inmediato, así que necesitaba estar atenta.

 Antes de volver a la sala, decidí pasar por la cocina, en donde estaba Rubén tratando de hacer lo que parecía nuestro desayuno.

-¿Como va eso?-pregunté apoyándome en el marco de la puerta.

 Rubius dejo de hacer lo que estaba haciendo y se tomo un momento para mirarme y sonreírme, revolucionando todo en mi interior. Nunca iba a cansarme de mirarlo; era casi como un sueño estar con él. Si un año atrás me decían que iba a estar saliendo con Rubius... claramente no les hubiese creído, me hubiese reído hasta morir; pero miren me aquí, parada mirándolo, con una de sus remeras cubriéndome, completamente enamorada.

-¿Qué piensas tanto?

 Su voz me saco de mis pensamientos rápidamente.

-En que se te queman los panes.-murmuré con una sonrisa.

Su sonrisa rápidamente se borró y corrió hacia donde estaban las tostadas.

-Mierda.-escuché que mi novio murmuraba.

 Riéndome en silencio, me encamine hacia la sala donde un muy triste Alex miraba hacia el infinito, perdido completamente en sus pensamientos.

 Me senté a su lado haciendo que él me notara.

-Oh, lo lamento, no me di cuenta que estabas aquí.-dijo sonrojándose.

 Negué rápidamente con la cabeza.

Para toda la vida (2da temporada de LCPPU) elrubius y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora