Capítulo 1: ¿Quién soy?

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Solían llamarme Nereis, tenía tan solo veintitrés años cuando sufrí un trágico accidente automovilístico, lo último que recuerdo fue que perdí la conciencia, y cuando abrí los ojos vi un escenario totalmente diferente al que estaba acostumbrada.

Mi cuerpo desnudo envuelto entre unas suaves cobijas reposando sobre un pomposo colchón, por donde veía me cruzaba al instante con objetos lujosos.

Me di la media vuelta con intenciones de volver a mi siesta profunda, fue ahí cuando me choqué con la que sería la piel blanquecina desnuda de un hombre desconocido durmiendo conmigo.

Su cuerpo era rodeado de músculos tonificados provocando que mis mejillas se tornaran de un color rojizo, mi corazón se detuvo de un golpe, llené mis pulmones de aire para lanzar un agudo grito separándome de la cama.

El descocido abrió los ojos al instante por mis alterantes gritos, inclinó su torso desnudo varando sus ojos grisáceos en mi.

—¡OH DIOS, NO!—me cubrí el rostro, en especial los ojos.

El calor despiadado se apoderaba de mi, mis mejillas ardían con furor.

—¿Qué pasa?—preguntó adormilado con sequedad.

Ni loca apartaría mis manos del rostro para toparme su cuerpo sin nada de ropa. Sin embargo, la curiosidad se apropió de mi ser, y aparte unos dedos que entorpecían mi vista.

Sus cabellos rebeldes plateados le hacían lucir atractivo. No obstante, no es mi tipo, y puedo afirmar que tampoco lo soy.

¡Vaya! ¿He pasado la noche con un hombre como él? ¿como mi accidente terminaría de esta forma? si este es el cielo he sido muy bien bienvenida.

Sus ojos grisáceos veían cada lugar de mi cuerpo con perversión.  

—¡QUÉ VES PERVERTIDO!—caía al suelo sentada, cubriendo mi cuerpo como podía.

—¿Morgana? ¿qué te ocurre?—se levantó de la cama cubriendo su cuerpo con las cobijas.

Al menos comprendió cuan incomoda estaba de verle desnudo. Sin embargo, pronunció un nombre de sus labios reconocible para mi.

¿Morgana? ese nombre es de mi emperatriz favorita de la novela que leía con frecuencia.

—¿Morgana?—indague risueña. 

—¿Ahora finges demencia, Morgana?—preguntó mal humorado.

A un lado de mi había un espejo en el que pude admirar una belleza, una larga cabellera rubia oscuridad que caía en mi espalda.

No podía parar de ver mi reflejo, era idéntico a como describieron a la fascinante emperatriz Morgana ¿estoy dentro de mi novela favorita? o ¿es solo un precioso sueño?

El rompe cabeza se iba juntando, eso quiere decir que el hombre malhumorado es el emperador Ares; mi esposo.

Ares abandonó la amplia recamara lujosa de mal humor dejándome sola.

Mis pensamientos se centraba en una sola pregunta ¿por qué estoy viva? 

La historia relata que la emperatriz Morgana sufrió un secuestro junto a sus dos hijos por parte del país vecino a las manos del emperador Cedric, provocando el estallido de la guerra entre ambas naciones, la cual ceso tras la muerte de Morgana.

Los hijos fueron cruelmente separados por culpa de los emperadores Ares y Cedric.

A fin de cuentas jamás mezclo el romance en el matrimonio político que sostenía por lo tanto no habría tomado cartas en el asunto si no fuera porque fue secuestrada junto a sus hijos, y uno sería sin duda el asesor al trono.

No hubo nada más escrito en la novela sobre estos personajes debido a que la historia se centro en el héroe y en el villano; hijos de la emperatriz. 

Si los niños han nacido deberían de estar en la recamara del afondo del pasillo, debo huir con eltanto Si he muerto me niego a volver a morir, y mucho menos a desamparar a dos indefensos niños.

Caminé con cautela a la habitación de al fondo, girando la manilla de la puerta. Al abrirla solo me encontré con una habitación deshabitada.

Estoy más que segura que la ubicación de los hijos de Morgana era aquí. 

Miré perpleja cada rincón del solitario lugar, no había nada más que polvo.

¿No han nacido los bebés?

No me digas que Ares se deshizo de los críos, o algo mucho peor ¡¿AÚN NO HE QUEDADO EMBARAZADA?! ¿Tengo que pasar por tanto?

El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora