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❝Dormiré en el lado derecho de la cama❞


Ambas pasaron sus toallas por su pelo, secándolo un poco para luego terminar secándolo por completo con el secador. Estaban ya vestidas con sus pijamas listas para poder meterse en la cama y dormir.

Era su primer día en las cabañas donde se estaban alojando, las cuales eran las que venían con la compañía que organizó su boda. Y es que era mejor que estén cerca para poder terminar más rápido los últimos detalles que faltaban para el gran día donde se casarían, solo faltando dos días más.

Cuando terminaron de secarse el pelo, Tzuyu fue la primera en tirarse en la cama cansada, y es que ya estaba cansada de solo ver más y más decoraciones para su vestimenta, además de escuchar las ideas que se le ocurrían a Mina de la nada.

—¿Cansada? —Preguntó Sana recostándose en el lado derecho de la cama, el lado donde solía dormir la taiwanesa.

Tzuyu asintió levantando la cabeza mirando a su prometida, frunció el ceño al ver a Sana empezando a acostarse en su lado de la cama, era raro ya que desde el primer momento que empezaron a dormir juntos, Sana era la que dormía en el lado izquierdo y ella en el lado derecho.

—¿Qué haces en mi lado de la cama? —pregunto confusa, Sana sonrió traviesa.

—Esta vez quiero dormir yo en este lado —se encogió de hombros— ¿No hay problema cierto?

La taiwanesa confusa asintió— Uh, sin problemas —Aun confusa, se movió acostándose en el lado contrario, el cual daba justo a la puerta, lo que mas odiaba.

No sabia si era solo ella o qué, pero jamás le gustaba quedar en el lado que daba a la puerta, es por eso que solía dormir en el lado contrario.

—Buenas noches, amor. —Se despidió la japonesa dándole un beso en los labios a su prometida, pronto dándose la vuelta para cerrar los ojos, aunque realmente estaba esperando a que Tzuyu empiece a rogarle que se cambien de lugar.

Por otro lado, Tzuyu estaba mirando al techo. Rendida se removió en la cama cerrando los ojos, intentado dormir, pero es que realmente le incomodaba estar tan cerca de la puerta. Mordió su labio y se volteó, mirando la espalda de Sana.

Hizo una mueca y hablo rogando— Unnie... —la mencionada sonrió levemente

—Uhm... —fingió estar adormilada

—¿Podemos cambiarnos de lado? Por favor. —Sana solo siguió fingiendo, esperando a ver hasta dónde podía llegar su novia. Tzuyu al no ver respuesta por parte de la otra, decidió acercarse más a ella poniendo parte de su cuerpo encima.

Empezó a mover su nariz en el cuello de Sana, como si estuviera dándole un beso esquimal. La mayor sonrió encantada por el toque, más aún cuando la taiwanesa empezó a repartir besos por su cara y cuello de forma cariñosa. Había logrado justo lo que ya se esperaba.

—Por favor... —rogo dándole besitos a su prometida

Sana enternecida, tomó a Tzuyu de las caderas y le dio vuelta, dejándola bajo a ella y de paso en el lado que tanto quería la morena. Se acercó a sus labios para empezar un beso largo y lento, disfrutando del toque contrario.

—Te aprovechas de que no puedo resistir tus muestras de cariño. —la japonesa hizo un mohín, siendo besada por la menor que sonreía.

—Un poco, sí. —Dijo inocente. Sana negó sonriendo, abrazando a su prometida disfrutando el rico aroma a lavandas que tenía Tzuyu en su cuello.— ¿Sabes? Minari dijo que el día antes de la boda deberíamos dormir en diferentes habitaciones para evitar vernos antes, según ella si nos vemos es de mala suerte. —Posó su cabeza en el pecho de Sana, sintiéndose cómodo y somnoliento.

—Es nuestra ultima noche de solteras, deberíamos disfrutarlo, ¿no? —Dijo juguetona. Tzuyu sonrió tímida, sabía perfectamente a lo que se refería Sana.

—Bueno, Mina no tiene porque enterarse

—¿Te refieres a dormir juntas a escondidas? ¿Cómo tener una relación a escondidas? —Tzuyu asintió. Sana se puso nuevamente encima de la pelinegra besando su cuello.— Es excitante. —la contraria rió negando, rodeando con sus brazos en el cuello contrario.

—Deberíamos dormir, mañana tenemos que terminar de elegir donde poner las flores, y eso es muy temprano. —Sana se volvió a acomodar, dejando que la pelinegra volviera a su anterior posición.

La japonesa levantó un poco la cara de Tzuyu con sus dedos, dándole un corto beso.— Te amo.

—Te amo. —Correspondió Tzuyu somnolienta, pero enternecida.

Y cada vez faltaban menos horas para que llegara el gran día.

-dear future wife ; satzu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora