Despues de un dia atareado de blusas, bolsas, zapatos… quede exausta. Llegue a mi habitación y me encontré con un pequeño sobre blanco encima de mi cama. Lo tome examinándolo. Tenía una estampa, al parecer es de mi abuelo. La abri, esperando ver una carta con la mejor letra posible, pero no. Me encuentro con un boleto de viaje a Londres. ¡Genial! ¡Nos iremos de viaje!
Baje a toda prisa hacia el estudio de mi abuelo, emocionada por el boleto. ¡Que genial!
-¿Abuelo? –entre a su estudio. Estaba sentado, escribiendo como siempre en su estúpida libreta. No deja verla, ni que una mosca la toque. La cerró y me observo.
-Dime, querida. –quito sus lentes y enlazo los dedos dejándolos encima del escritorio.
Pronto me sente al frente de el y le sonrei amplio.- ¿Cuándo nos vamos?
Se rio al momento que termine de hablar.- ¿Qué pasa? –pregunte frunciendo el ceño.
-Cariño, tu aceptaste. No me negué ante tu aceptación –dijo, y arreglo su saco.
Joder, ¿de que demonios habla?
-Te dije que tenías que hacer algo, ser independiente o salir a trabajar. Te comencé a decir que un amigo mio necesitaba un ayudante en su trabajo. Saliste emocionada de tu habitación, que no me negué a comprarte el boleto de ida a Londres, claro, a trabajar. –sonrio de oreja a oreja.
¡Maldito viejo! Abri los ojos como plato, y me pare de un brinco del asiento.
-¿¡Estas loco!? –Grite- ¿crees que yo naci para estar trabajando como cerda? Estas muy equivocado si crees que ire ahí. ¡Joder, abuelo!
-Ya no tienes opción. Tus padres están de acuerdo –dijo firme de su decisión.
-¿Mis padres? ¿Enserio crees que les importo? Que se vayan a la mierda. –bufe y me volvi a sentar. Me cruce de brazos mirándolo fijamente.
-Tienes que aprender muchas cosas en esta vida. Se que me odias, que estás enojada por esto, pero se que encontraras algo en lo que eres buena, Treena. No solo estar rondando en esas tiendas caras. –me miro y sonrio– no te arrepentiras, te lo prometo.
Se levanto y beso mi frente para después irse. ¡Joder, joder, joder! Este loco si cree que aceptare. En efecto, acepte como si leyera un contrato sin leer las “letras pequeñas”.
-¡Comienza a hacer tus maletas, no querrás perder el vuelo! –grito mi abuelo desde las escaleras. ¡Pero por supuesto que quiero perder el vuelo! Sentía como la cabeza me retumbaba y las manos me temblaban. ¡Maldito viejo de mierda!
Después de maldecir dos horas en mi mente, subí a hacer mis maletas vencida por mi abuelo. Baje una maleta de mi armario y comencé a meter mi ropa con rabia dentro de ella. ¡Nose porque accedí! Me mire en mi espejo de cuerpo completo. Estaba despeinada, enrojecida por el coraje y con el ceño fruncido. Me relaje y saque ropa para cambiarme. Elegí un vestido color negro suelto, hice un chongo en mi cabello adornándolo con uno que otro dije al lado de él. Me puse unos zapatos de piso negros y suspire forzado al verme en el espejo. No estaba mal lo que había elegido. Alcance un collar de diamantes falsos y lo coloque lenta y cuidadosamente alrededor de mi cuello.
-¿Estas lista? –dice mi abuelo, entrando a mi habitación y tomando mi maleta.
-Si –dije firme y salí de a habitación. Mi abuelo venia tras de mi con el boleto en una mano.
En la entrada, la sirvienta buena para nada me entrego mi bolso y se lo arrebate con fuerza saliendo de la casa. No puedo creer que esté haciendo esto.
Un coche rojo se estaciono al frente de la reja de la mansión.
-Él te llevara al aeropuerto. –Dijo mi abuelo, entregándome el boleto y dándome vuelta para darme un beso en la frente.- te quiero mucho, recuerda eso.
-Yo a ti, viejo – nos dimos un fuerte abrazo y subí al coche. Me cruce de brazos mirando la mansión. ¿Volveré algún día? Eso espero.
El auto comenzó a moverse y cerré los ojos poniendo mi cabeza en el asiento.
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¿Puedo empezar de nuevo?
Aventura¿No haz tenido todo lo que quieres? -me preguntó. -Sí.-le respondí- más nunca he tenido amor.